6 de la mañana. El shuttle que nos llevará al aeropuerto nos espera en la puerta. Diez de la mañana. Cogemos el vuelo hasta Chicago, donde haremos escala en menos de una hora. A las 8 de la mañana del lunes, hora de España, aterrizamos en Madrid.
Y esto ha sido todo. Aquí se termina el periplo americano. Atrás quedaron las hamburguesas, los kilómetros en coche, los moteles, los campings...Seguro que lo echaremos de menos, y lo recordaremos con cariño, pero ahora se agradece el estar en casa. Llegamos muy cansados, pero Samu y yo tenemos que ir directamente a trabajar, va a ser un día duro con el jetlag.
domingo, 22 de agosto de 2010
sábado, 21 de agosto de 2010
Sábado 21 Agosto: Santa Cruz - San Francisco
Último día de viaje. Al llegar a San Francisco dejamos las maletas en el hotel y devolvemos el coche.
Hoy será un día tranquilo, de últimas compras. Comemos en un restaurante japonés que está justo al lado de nuestro hotel, el Union Square Plaza. En el principio del viaje siempre veíamos gente asiática haciendo cola para comer allí y nos quedamos con las ganas de probarlo. Es un sitio chiquitito pero con los mejores noodles de San Francisco y muy bien de precio. Ahora entendemos el porqué de tanta cola siempre.
Después de comer vamos dando un paseo hasta el Chinatown para terminar de comprar algunos souvenirs. Pasamos también por el Apple Store, donde coincidimos con la despedida de uno de los empleados. Todos sus compañeros le esperan a los pies de la escalera y le aplauden mientras se va. Parece que el mismísimo Steve Jobs fuera a aparecer por allí.
Damos una vuelta también por Bloomingdales y por una tienda de discos y vídeos de 5 plantas.
Para cenar nos quedamos cerca del hotel, en una pizzería italiana auténtica con unas pizzas enooormes y buenísimas.
Vuelta al hotel y a dormir prontito, que mañana tenemos el shuttle a las 6 de la mañana.
Hoy será un día tranquilo, de últimas compras. Comemos en un restaurante japonés que está justo al lado de nuestro hotel, el Union Square Plaza. En el principio del viaje siempre veíamos gente asiática haciendo cola para comer allí y nos quedamos con las ganas de probarlo. Es un sitio chiquitito pero con los mejores noodles de San Francisco y muy bien de precio. Ahora entendemos el porqué de tanta cola siempre.
Después de comer vamos dando un paseo hasta el Chinatown para terminar de comprar algunos souvenirs. Pasamos también por el Apple Store, donde coincidimos con la despedida de uno de los empleados. Todos sus compañeros le esperan a los pies de la escalera y le aplauden mientras se va. Parece que el mismísimo Steve Jobs fuera a aparecer por allí.
Damos una vuelta también por Bloomingdales y por una tienda de discos y vídeos de 5 plantas.
Para cenar nos quedamos cerca del hotel, en una pizzería italiana auténtica con unas pizzas enooormes y buenísimas.
Vuelta al hotel y a dormir prontito, que mañana tenemos el shuttle a las 6 de la mañana.
viernes, 20 de agosto de 2010
Viernes 20 Agosto: San Luis Obispo - Santa Cruz
Nos ponemos en ruta. Cogemos la carretera 1 que va por toda la costa. Nuestro objetivo es llegar lo más cerca de San Francisco para poder devolver pronto el coche. Vamos parando en las playas, los miradores y los acantilados. Todo bajo la bruma de la mañana y el frío de la costa del Pacífico. Un poco más avanzada la mañana parece que se despeja, justo cuando paramos a ver los elefantes marinos. Están todos en una calita al sol, durmiendo o echándose arena encima. Son enormes, enormes. Sara y yo podríamos estar allí toda la mañana, pero tenemos que seguir. El próximo tramo es el Big Sur. Carretera ascendente y serpenteante que discurre por los acantilados y ofrece vistas chulísimas del Pacífico. Hay que estar atento si se quiere parar porque los miradores están improvisados en curvas, arcenes y se hace difícil parar.
Otro punto a tener muy en cuenta son los sitios para comer y las gasolineras. Escasean en esta zona y los precios pueden llegar a doblar el precio normal, por lo que se recomienda llevar comida y tener el tanque lleno.
El siguiente punto de la ruta es Carmel-by-the-sea. Un pueblecito costero con ambiente de lujo, cuyas casas son propias de cuentos por las formas y los colores. Damos una vuelta y seguimos el camino. Cogemos la 68 para evitar la 17 Mile que bordea la costa, más que por el precio del peaje, por el tiempo que nos queda.
Llegamos pronto a Santa Cruz. Hoy viernes, parece que hay conciertos de rock&roll en el paseo marítimo. Por una vez vamos a llegar a algo a tiempo!! Santa Cruz es como Santa Mónica pero en grande. Tiene muchas más playas, mucho más ambiente surfero, un muelle con muchas marisquerías y un paseo marítimo con salas de recreativos y un mini parque de atracciones. Al ser viernes está a rebosar de gente. Todos consumen palomitas, algodón de azúcar, perritos rebozados, helados, pizzas... por todas partes hay puestos de comida. Es como una feria de las películas, todo lucecitas, la noria, la montaña rusa, la música de fondo.. La atracción estrella es la montaña rusa de madera, construida en 1924. En Santa Mónica no monté en la noria, así que esta no me la pierdo!.. Son 5$ el viaje, pero merecen la pena si te gustan estas atracciones. Casi 2 minutos de recorrido con fuertes bajadas, giros.. Samu y Grego van diciendo que quién les habrá mandado montar, pero Sara y yo lo disfrutamos como enanas. Juan Antonio no se ha querido montar. Está en "modo ahorro" y todo gasto lo mira con lupa. Él se lo pierde. Para cenar vamos a las marisquerías del muelle, buscando la langosta de Maine. Al parecer sólo hay los miércoles y jueves, pero hoy no, así que tomamos un plato de pasta con calamares, gambas, vierias en una salsa de champán, mango y aguacate muy rica. Grego y Samu se piden un filete con pasta y marisco. Una mezcla que sólo se le ocurre a un americano pero que resulta ser buena combinación. Juan Antonio y su modo ahorro nos mira mientras los demás cenamos. Ha preferido gastarse 4$ en un mini perrito que no llevaba ni cebolla.
Después de la cena parece que se vacía todo ya que a las 23h todas las atracciones y restaurantes cierran, así que nos vamos en busca de un motel 6. Tenemos que hacer unos cuantos kilómetros de noche para encontrar uno. Ya estamos a final del viaje y yo estoy harta de dormir de mala manera sobre moquetas apestosas, así que Samu y yo nos cogemos una habitación para nosotros solos.
Otro punto a tener muy en cuenta son los sitios para comer y las gasolineras. Escasean en esta zona y los precios pueden llegar a doblar el precio normal, por lo que se recomienda llevar comida y tener el tanque lleno.
El siguiente punto de la ruta es Carmel-by-the-sea. Un pueblecito costero con ambiente de lujo, cuyas casas son propias de cuentos por las formas y los colores. Damos una vuelta y seguimos el camino. Cogemos la 68 para evitar la 17 Mile que bordea la costa, más que por el precio del peaje, por el tiempo que nos queda.
Llegamos pronto a Santa Cruz. Hoy viernes, parece que hay conciertos de rock&roll en el paseo marítimo. Por una vez vamos a llegar a algo a tiempo!! Santa Cruz es como Santa Mónica pero en grande. Tiene muchas más playas, mucho más ambiente surfero, un muelle con muchas marisquerías y un paseo marítimo con salas de recreativos y un mini parque de atracciones. Al ser viernes está a rebosar de gente. Todos consumen palomitas, algodón de azúcar, perritos rebozados, helados, pizzas... por todas partes hay puestos de comida. Es como una feria de las películas, todo lucecitas, la noria, la montaña rusa, la música de fondo.. La atracción estrella es la montaña rusa de madera, construida en 1924. En Santa Mónica no monté en la noria, así que esta no me la pierdo!.. Son 5$ el viaje, pero merecen la pena si te gustan estas atracciones. Casi 2 minutos de recorrido con fuertes bajadas, giros.. Samu y Grego van diciendo que quién les habrá mandado montar, pero Sara y yo lo disfrutamos como enanas. Juan Antonio no se ha querido montar. Está en "modo ahorro" y todo gasto lo mira con lupa. Él se lo pierde. Para cenar vamos a las marisquerías del muelle, buscando la langosta de Maine. Al parecer sólo hay los miércoles y jueves, pero hoy no, así que tomamos un plato de pasta con calamares, gambas, vierias en una salsa de champán, mango y aguacate muy rica. Grego y Samu se piden un filete con pasta y marisco. Una mezcla que sólo se le ocurre a un americano pero que resulta ser buena combinación. Juan Antonio y su modo ahorro nos mira mientras los demás cenamos. Ha preferido gastarse 4$ en un mini perrito que no llevaba ni cebolla.
Después de la cena parece que se vacía todo ya que a las 23h todas las atracciones y restaurantes cierran, así que nos vamos en busca de un motel 6. Tenemos que hacer unos cuantos kilómetros de noche para encontrar uno. Ya estamos a final del viaje y yo estoy harta de dormir de mala manera sobre moquetas apestosas, así que Samu y yo nos cogemos una habitación para nosotros solos.
jueves, 19 de agosto de 2010
Jueves 19 Agosto: L.A - San Luis Obispo
Decidimos dejar Los Ángeles y empezar la ruta por la costa de vuelta a San Francisco. Nos dejamos sin visitar Universal Studios y Disneyland, pero la verdad es que esta ciudad no nos ha gustado demasiado. La primera parada está cerca, Malibú. Otro mito caido. Cuando oyes Malibú, te imaginas grandes playas llenas de surfistas... pues no. La playa que nosotros vimos tenía una laguna en medio, llena de aves. La arena estaba llena de algas y el agua estaba fría y con mucha resaca. Se veía alguna escuela de surf pero nada que nos llamase la atención. No había ni una sombra, por lo que tuve que esperar a que los demás se bañasen y se diesen sus paseos, bajo el sol de mediodía. Resultado: espalda quemada. Y es que a mi no me apasiona la playa y vista una, vistas todas pero los demás querían ir, así que..
A la salida a la highway 101 para ir hacia Santa Bárbara, un atasco de la leche. Nos da en el coche la hora de comer. A lo lejos vemos un outlet y paramos a comer unas hamburguesas. Ya que estamos allí, vuelta a recorrer las tiendas que ya hemos visto 50 veces, y al final media tarde perdida en los dichosos outlets, otra vez.
Cuando llegamos a Santa Bárbara ya son más de las 18:00 y sólo nos da tiempo a pasear un poco por el muelle. Ni Misión, ni Palacio de Justicia, nada... pero claro, era mejor contemplar el encanto de las tiendas del outlet que visitar el pueblo.. en fin.. lo de siempre.. ahora a ir corriendo hasta el próximo destino porque en un día no hemos avanzado ni 200km y quedan casi 500 para hacer en un solo día, parando en los sitios a visitar. Y no será porque no lo he advertido antes de salir del motel esta mañana.. pero aquí parece que nadie se preocupa de mirar las etapas para intentar organizar un poco el tiempo. Estoy un poco harta de tener que mirarlo todo, para que luego no se me haga ni caso.
Veo que la Lonely Planet dice que los jueves se organiza un mercadillo de comida en San Luis Obispo, pero para no variar, cuando llegamos ya están recogiendo. Tenía buena pinta. Parecía que cada restaurante saca sus especialidades a puestos en la calle. Samu y Grego todavía tienen suerte y consiguen una super mazorca de maiz por 3$. Los demás cenamos unos superbocatas en un bar-grill que se convierte en pub. Al parecer este pueblo acoge a muchos estudiantes de la Universidad Politécnica de California y hay bastante ambiente en los bares. Nosotros nos vamos a buscar nuestro habitual Motel 6 donde poder dormir.
A la salida a la highway 101 para ir hacia Santa Bárbara, un atasco de la leche. Nos da en el coche la hora de comer. A lo lejos vemos un outlet y paramos a comer unas hamburguesas. Ya que estamos allí, vuelta a recorrer las tiendas que ya hemos visto 50 veces, y al final media tarde perdida en los dichosos outlets, otra vez.
Cuando llegamos a Santa Bárbara ya son más de las 18:00 y sólo nos da tiempo a pasear un poco por el muelle. Ni Misión, ni Palacio de Justicia, nada... pero claro, era mejor contemplar el encanto de las tiendas del outlet que visitar el pueblo.. en fin.. lo de siempre.. ahora a ir corriendo hasta el próximo destino porque en un día no hemos avanzado ni 200km y quedan casi 500 para hacer en un solo día, parando en los sitios a visitar. Y no será porque no lo he advertido antes de salir del motel esta mañana.. pero aquí parece que nadie se preocupa de mirar las etapas para intentar organizar un poco el tiempo. Estoy un poco harta de tener que mirarlo todo, para que luego no se me haga ni caso.
Veo que la Lonely Planet dice que los jueves se organiza un mercadillo de comida en San Luis Obispo, pero para no variar, cuando llegamos ya están recogiendo. Tenía buena pinta. Parecía que cada restaurante saca sus especialidades a puestos en la calle. Samu y Grego todavía tienen suerte y consiguen una super mazorca de maiz por 3$. Los demás cenamos unos superbocatas en un bar-grill que se convierte en pub. Al parecer este pueblo acoge a muchos estudiantes de la Universidad Politécnica de California y hay bastante ambiente en los bares. Nosotros nos vamos a buscar nuestro habitual Motel 6 donde poder dormir.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Miércoles 18 Agosto: Los Ángeles
Hoy visitaremos la ciudad de los famosos, el lujo y el centro neurálgico de la industria del cine. Llegamos en coche hasta el Teatro Chino. Aparcamos en una callejuela paralela que tiene un límite de 2 horas de aparcamiento. Nada más salir a Hollywood Boulevard se empieza a pisar las estrellas de los famosos, que están puestas en el suelo. Muchos de los nombres son desconocidos para nosotros ya que son personajes de la televisión local o de la radio. Muchas están repetidas. Será que no hay famosos suficientes, que tienen que repetir los nombres de algunos... en fin..
El teatro chino es curioso por lo atípico del edificio. Su visita interior es de pago, pero justo delante de la entrada es donde están las famosas firmas y huellas en el cemento de las grandes estrellas de Hollywood: Desde Frank Sinatra, Humphrey Bogart hasta el pato Donald o C3PO, pasando por Tom Hanks, Susan Sarandon o Bruce Willis. Incluso los pequeños piececitos de Shirley Temple o Judie Garland. Es entretenido comparar tus manos y pies con los de los famosos.
Bajando un poco por la calle se llega al Teatro Kodak. Aquí se cumple la famosa frase de "la tele engorda", porque la ceremonia de los Oscar vista desde casa parece mucho más glamurosa, más despampanante, más de todo. Y luego llegas allí y te encuentras un mini centro comercial de lo más normalito, sin ningún encanto. Lo único curioso son las columnas a los lados de la escalera principal, que anuncia los títulos de las películas oscarizadas año a año. Hay hueco hasta el 2075, así que no llegaremos a ver lo que pasa cuando se acabe el sitio.
Caminamos un poco más por Hollywood Boulevard y de vuelta para el coche. Todo este ambiente es demasiado turístico y eso que hoy no estaban por aquí los típicos personajes disfrazados de Marilyn o Michael Jackson.
Al llegar al coche, premio!!!!, multa al canto. 50$ por aparcar en una cera donde el resto de coches están mirando hacia otro sentido. Esto parece una broma de cámara oculta. El país de las prohibiciones y normas absurdas... Al final nos ha tenido que tocar una multa, y no será porque Sara no lo advirtió al salir del coche...
Intentamos llegar con el GPS al Observatorio Griffith, desde donde dicen, hay buenas vistas de L.A y del cartel de Hollywood. Después de dar 3 vueltas por Griffith Park y por Beverly Hills y no llegar a ningún sitio, pasamos del GPS y seguimos los carteles. Así, a la primera.
En el observatorio hay miradores para ver la ciudad, bueno, la parte que se ve desde allí porque una ciudad con 200km de lado a lado es imposible verla toda. Aparte de las vistas desde las terrazas, se puede visitar el interior del Observatorio. La entrada es gratuita y sólo hay que pagar entrada para las exhibiciones dentro del planetario. Es una visita entretenida porque se puede experimentar con ejemplos de astronomía, óptica, física.. que hacen más fácil su entendimiento. Justo en la entrada nos recibe un péndulo de Foucault y un empleado del observatorio nos descubre que aunque lo parezca, el péndulo no varía su oscilación mientras la tierra gira, si no que somos nosotros los que nos movemos alrededor de él. Según la latitud a la que se encuentra L.A el tiempo de un giro completo sobre el péndulo, es de 42 horas. A medida que nos acerquemos al polo el giro tardará menos y en el ecuador el experimento no puede realizarse.
Tras la visita al observatorio, intentamos visitar el famoso Beverly Hills, donde habitan los famosos. Sin un mapa de las casas es imposible saber de quién es cada una, y nosotros no lo tenemos. Nos quieren vender uno por 10$ o el extendido por 25$, así que nos damos una vuelta por allí viendo las mansiones y los cochazos y nos vamos hacia Santa Mónica.
Como el día anterior habíamos llegado tarde para montar en la noria, hoy será lo primero que hagamos al llegar ya que a Sara le hace mucha ilusión. El viaje cuesta 5$. También queremos ver el paseo de Venice Beach antes de que anochezca. Se ve a mucha gente por la calle, patinando, con bicis, corriendo, con perros.. pero los puestos callejeros ya empiezan a recoger y sólo quedan los colgados y los mendigos, así que el sitio va invitando a irse. A lo largo del paseo, además de los puestos callejeros, donde se puede encontrar artesanía ambientada en el rollo surfero y el skateboard, también hay tiendas de souvenirs, cafeterías.. y más cerca de la playa están las zonas deportivas.. canchas de baloncesto, tenis, skatepark, y el famoso Muscle Beach, que a esas horas de la tarde está bastante desangelado. Tal vez sea por eso, por la hora, pero todos los mitos que existen sobre esta zona, no se ha cumplido ninguno. Ni las superplayas con las superchicas, ni los musculosos, ni los personajes peculiares del paseo.. En fin, por la tele todo se ve más bonito. Luego llegas aquí y nada era como creíamos. Aún así no hay que dejar de visitarlo.
Por la noche volvimos a la zona de Santa Mónica para echar un rato en el 3rd Avenue Promenade. Una calle peatonal llena de tiendas y restaurantes con bastante ambiente y con artistas callejeros: bailarines, cantautores y hasta un personaje que canta, toca la trompeta y baila claqué al mismo tiempo. Cenamos unas pizzas en Stefano's y nos volvemos al hotel.
El teatro chino es curioso por lo atípico del edificio. Su visita interior es de pago, pero justo delante de la entrada es donde están las famosas firmas y huellas en el cemento de las grandes estrellas de Hollywood: Desde Frank Sinatra, Humphrey Bogart hasta el pato Donald o C3PO, pasando por Tom Hanks, Susan Sarandon o Bruce Willis. Incluso los pequeños piececitos de Shirley Temple o Judie Garland. Es entretenido comparar tus manos y pies con los de los famosos.
Bajando un poco por la calle se llega al Teatro Kodak. Aquí se cumple la famosa frase de "la tele engorda", porque la ceremonia de los Oscar vista desde casa parece mucho más glamurosa, más despampanante, más de todo. Y luego llegas allí y te encuentras un mini centro comercial de lo más normalito, sin ningún encanto. Lo único curioso son las columnas a los lados de la escalera principal, que anuncia los títulos de las películas oscarizadas año a año. Hay hueco hasta el 2075, así que no llegaremos a ver lo que pasa cuando se acabe el sitio.
Caminamos un poco más por Hollywood Boulevard y de vuelta para el coche. Todo este ambiente es demasiado turístico y eso que hoy no estaban por aquí los típicos personajes disfrazados de Marilyn o Michael Jackson.
Al llegar al coche, premio!!!!, multa al canto. 50$ por aparcar en una cera donde el resto de coches están mirando hacia otro sentido. Esto parece una broma de cámara oculta. El país de las prohibiciones y normas absurdas... Al final nos ha tenido que tocar una multa, y no será porque Sara no lo advirtió al salir del coche...
Intentamos llegar con el GPS al Observatorio Griffith, desde donde dicen, hay buenas vistas de L.A y del cartel de Hollywood. Después de dar 3 vueltas por Griffith Park y por Beverly Hills y no llegar a ningún sitio, pasamos del GPS y seguimos los carteles. Así, a la primera.
En el observatorio hay miradores para ver la ciudad, bueno, la parte que se ve desde allí porque una ciudad con 200km de lado a lado es imposible verla toda. Aparte de las vistas desde las terrazas, se puede visitar el interior del Observatorio. La entrada es gratuita y sólo hay que pagar entrada para las exhibiciones dentro del planetario. Es una visita entretenida porque se puede experimentar con ejemplos de astronomía, óptica, física.. que hacen más fácil su entendimiento. Justo en la entrada nos recibe un péndulo de Foucault y un empleado del observatorio nos descubre que aunque lo parezca, el péndulo no varía su oscilación mientras la tierra gira, si no que somos nosotros los que nos movemos alrededor de él. Según la latitud a la que se encuentra L.A el tiempo de un giro completo sobre el péndulo, es de 42 horas. A medida que nos acerquemos al polo el giro tardará menos y en el ecuador el experimento no puede realizarse.
Tras la visita al observatorio, intentamos visitar el famoso Beverly Hills, donde habitan los famosos. Sin un mapa de las casas es imposible saber de quién es cada una, y nosotros no lo tenemos. Nos quieren vender uno por 10$ o el extendido por 25$, así que nos damos una vuelta por allí viendo las mansiones y los cochazos y nos vamos hacia Santa Mónica.
Como el día anterior habíamos llegado tarde para montar en la noria, hoy será lo primero que hagamos al llegar ya que a Sara le hace mucha ilusión. El viaje cuesta 5$. También queremos ver el paseo de Venice Beach antes de que anochezca. Se ve a mucha gente por la calle, patinando, con bicis, corriendo, con perros.. pero los puestos callejeros ya empiezan a recoger y sólo quedan los colgados y los mendigos, así que el sitio va invitando a irse. A lo largo del paseo, además de los puestos callejeros, donde se puede encontrar artesanía ambientada en el rollo surfero y el skateboard, también hay tiendas de souvenirs, cafeterías.. y más cerca de la playa están las zonas deportivas.. canchas de baloncesto, tenis, skatepark, y el famoso Muscle Beach, que a esas horas de la tarde está bastante desangelado. Tal vez sea por eso, por la hora, pero todos los mitos que existen sobre esta zona, no se ha cumplido ninguno. Ni las superplayas con las superchicas, ni los musculosos, ni los personajes peculiares del paseo.. En fin, por la tele todo se ve más bonito. Luego llegas aquí y nada era como creíamos. Aún así no hay que dejar de visitarlo.
Por la noche volvimos a la zona de Santa Mónica para echar un rato en el 3rd Avenue Promenade. Una calle peatonal llena de tiendas y restaurantes con bastante ambiente y con artistas callejeros: bailarines, cantautores y hasta un personaje que canta, toca la trompeta y baila claqué al mismo tiempo. Cenamos unas pizzas en Stefano's y nos volvemos al hotel.
martes, 17 de agosto de 2010
Martes 17 Agosto: San Diego - Los Ángeles
Último día en San Diego y se decide pasar la mañana en un Outlet al lado de la frontera. Yo no doy crédito. Hemos visto 40 veces las mismas tiendas. Todas con los mismos precios, y aún así parece que se prefiere perder el tiempo en el outlet a ver el Old Town de San Diego. Pues nada, habrá que adaptarse al ritmo de los demás. La única tienda diferente es Victoria's Secret. Está abarrotada de mejicanas que se llevan bolsas y bolsas de ropa interior, pijamas y cremas. La verdad es que los precios no son ninguna maravilla, no tienen conjuntos completos y la ropa está en montones como si fuese un mercadillo. Además si se encuentra algo, hay una cola para pagar que sale de la tienda.
Paramos a comprar algo de comer en un supermercado al lado de Pacific Beach. Es una playa bastante más grande que la de La Jolla. Pasamos un rato y seguimos camino de Los Ángeles.
La entrada a la ciudad no es tan caótica en cuanto a atascos como habíamos leído en muchos blogs, sin embargo si que se nota que la gente van con muchas más prisas que en las otras ciudades donde hemos estado. A la mínima ya te están pitando o adelantando por la derecha de malas maneras. Conseguimos llegar al hotel sin ningún percance. Está en Santa Mónica, no muy lejos del Pier.
Salimos a cenar y visitar la zona del muelle con las atracciones iluminadas que tantas veces se ha visto en las películas, y que resulta ser el punto final de la ruta 66. La verdad es que defrauda un poco. Igual es porque al ser entre semana no hay tanto ambiente, pero la imagen de feria que se ve en las películas, aquí no está. A las 23h cierran todo. Entramos a cenar en el Bubba Gump. El famoso restaurante ambientado en la película de Forrest Gump, donde se puede cenar gran variedad de platos con gambas. Es original, pero la verdad es que ni las gambas son nada del otro mundo y la cuenta sale bastante alta. Terminamos la noche en la sala de recreativos que hay al lado de la noria.
Paramos a comprar algo de comer en un supermercado al lado de Pacific Beach. Es una playa bastante más grande que la de La Jolla. Pasamos un rato y seguimos camino de Los Ángeles.
La entrada a la ciudad no es tan caótica en cuanto a atascos como habíamos leído en muchos blogs, sin embargo si que se nota que la gente van con muchas más prisas que en las otras ciudades donde hemos estado. A la mínima ya te están pitando o adelantando por la derecha de malas maneras. Conseguimos llegar al hotel sin ningún percance. Está en Santa Mónica, no muy lejos del Pier.
Salimos a cenar y visitar la zona del muelle con las atracciones iluminadas que tantas veces se ha visto en las películas, y que resulta ser el punto final de la ruta 66. La verdad es que defrauda un poco. Igual es porque al ser entre semana no hay tanto ambiente, pero la imagen de feria que se ve en las películas, aquí no está. A las 23h cierran todo. Entramos a cenar en el Bubba Gump. El famoso restaurante ambientado en la película de Forrest Gump, donde se puede cenar gran variedad de platos con gambas. Es original, pero la verdad es que ni las gambas son nada del otro mundo y la cuenta sale bastante alta. Terminamos la noche en la sala de recreativos que hay al lado de la noria.
lunes, 16 de agosto de 2010
Lunes 16 Agosto: San Diego
Miramos las atracciones que nos ofrece San Diego y entre playas, zoo, downtown, misiones, parques y el puerto, elegimos este último. Allí está atracado el portaaviones Midway, participante en la Guerra del Golfo. Se ha convertido en museo y por 18$ se pueden visitar todas las dependencias, incluída la torre de mando. La entrada incluye una audio-guía en español que relata al detalle la vida en el barco, con testimonios de miembros de la Marina y pilotos. En la cubierta hay una colección de aviones y helicópteros. A algunos se puede subir y sentirse como un piloto. Llama la atención la cantidad de botones que puede llegar a haber en el reducido espacio de la cabina. En total la visita nos lleva más de 3 horas y eso que no pudimos subir a la torre de control porque había mucha cola.
Vamos a comer justo al lado en The Fish Market. Un poco caro comparado con el presupuesto que venimos teniendo, pero es pescado y marisco fresco. Samu acierta con su caldereta de marisco y pasta.
Salimos camino de la zona de La Jolla. Es una bonita zona residencial con una playa muy larga. Nos quedamos a ver el atardecer. Estuve haciendo fotos de la gente que paseaba por la playa, aprovechando la luz que había en el momento. Hay alguna que quedó muy curiosa.
Por la noche fuimos a dar una vuelta por Ocean Beach. La zona está llena de bares y sitios para comer algo rápido. Es un ambiente surfero y los bares cobran entrada, así que como no nos atrae demasiado, buscamos otro plan. La bolera!!!!! Menudo ambientazo. Tanto, que están todas las pistas llenas y no podemos jugar. Todos van con sus bolas y sus guantes. Nadie falla ni un tiro. Incluso los niños juegan bien. Menos mal que no hemos jugado porque hubiese sido una vergüenza. Lo único que está libre es la sala de billar. Antes de entrar nos piden el pasaporte para ver si somos mayores de 30. Todo OK hasta la hora de pedir algo de beber. La misma camarera que antes nos pidió la identificación, ahora nos dice que necesita 2 identificaciones diferentes por cada persona, incluso aunque no vayan a beber. Dos identificaciones para pedir una cerveza!!!????!!! Esta tía se está quedando con nosotros. A ninguno de los americanos que entran a pedir algo les exige que se identifiquen. Es algo curioso que pidan 2 IDs diferentes cuando los americanos sólo tienen el carné de conducir como documento de identificación. j
Pues nada, ella se queda sin nuestro dinero. Pasamos la noche jugando al billar por 2$ y cuando cierran nos vamos al hotel.
Vamos a comer justo al lado en The Fish Market. Un poco caro comparado con el presupuesto que venimos teniendo, pero es pescado y marisco fresco. Samu acierta con su caldereta de marisco y pasta.
Salimos camino de la zona de La Jolla. Es una bonita zona residencial con una playa muy larga. Nos quedamos a ver el atardecer. Estuve haciendo fotos de la gente que paseaba por la playa, aprovechando la luz que había en el momento. Hay alguna que quedó muy curiosa.
Por la noche fuimos a dar una vuelta por Ocean Beach. La zona está llena de bares y sitios para comer algo rápido. Es un ambiente surfero y los bares cobran entrada, así que como no nos atrae demasiado, buscamos otro plan. La bolera!!!!! Menudo ambientazo. Tanto, que están todas las pistas llenas y no podemos jugar. Todos van con sus bolas y sus guantes. Nadie falla ni un tiro. Incluso los niños juegan bien. Menos mal que no hemos jugado porque hubiese sido una vergüenza. Lo único que está libre es la sala de billar. Antes de entrar nos piden el pasaporte para ver si somos mayores de 30. Todo OK hasta la hora de pedir algo de beber. La misma camarera que antes nos pidió la identificación, ahora nos dice que necesita 2 identificaciones diferentes por cada persona, incluso aunque no vayan a beber. Dos identificaciones para pedir una cerveza!!!????!!! Esta tía se está quedando con nosotros. A ninguno de los americanos que entran a pedir algo les exige que se identifiquen. Es algo curioso que pidan 2 IDs diferentes cuando los americanos sólo tienen el carné de conducir como documento de identificación. j
Pues nada, ella se queda sin nuestro dinero. Pasamos la noche jugando al billar por 2$ y cuando cierran nos vamos al hotel.
domingo, 15 de agosto de 2010
Domingo 15 Agosto: Las Vegas - San Diego
Salimos camino de San Diego. La autopista que baja hasta L.A está saturada por un atasco. No sabemos si por ser domingo, 15 de Agosto o por algún accidente, el caso es que tardamos más de 2 horas en avanzar menos de 100km.
Paramos a comer y al volver a la ruta descubrimos el por qué... un coche se está quemando en medio de la autopista. Ropa tirada por el suelo, gente caminando por la carretera, curiosos que avanzan por el arcén para estar más cerca del incidente.. se suben a los techos de los coches...Esta gente se emociona con cualquier cosa. De repente aparece una patrulla de policía. El agente sale del coche para echar la bronca a todos aquellos que están avanzando por el arcén. Intenta poner orden con el megáfono, pidiendo que todos vuelvan a sus coches.
Grego y Samu se han ido de enviados especiales con la videocámara a grabar el incendio. Todos saludan y les vitorean cuando les ven grabando. Los bomberos llegan cuando el coche ya está calcinado y vuelven a abrir el tráfico en la autopista. Ahora parece que vamos a mejor ritmo, pero hemos perdido varias horas en este atasco y todavía queda mucho camino hasta San Diego.
Ya de noche llegamos al destino. Cogemos una habitación doble en un Motel 6. Sólo quedaba una de fumadores. Huele a tabaco que apesta y la moqueta más. Al menos nos hacen un descuento.
El día se nos ha ido en el camino, a ver si mañana mejora.
Paramos a comer y al volver a la ruta descubrimos el por qué... un coche se está quemando en medio de la autopista. Ropa tirada por el suelo, gente caminando por la carretera, curiosos que avanzan por el arcén para estar más cerca del incidente.. se suben a los techos de los coches...Esta gente se emociona con cualquier cosa. De repente aparece una patrulla de policía. El agente sale del coche para echar la bronca a todos aquellos que están avanzando por el arcén. Intenta poner orden con el megáfono, pidiendo que todos vuelvan a sus coches.
Grego y Samu se han ido de enviados especiales con la videocámara a grabar el incendio. Todos saludan y les vitorean cuando les ven grabando. Los bomberos llegan cuando el coche ya está calcinado y vuelven a abrir el tráfico en la autopista. Ahora parece que vamos a mejor ritmo, pero hemos perdido varias horas en este atasco y todavía queda mucho camino hasta San Diego.
Ya de noche llegamos al destino. Cogemos una habitación doble en un Motel 6. Sólo quedaba una de fumadores. Huele a tabaco que apesta y la moqueta más. Al menos nos hacen un descuento.
El día se nos ha ido en el camino, a ver si mañana mejora.
sábado, 14 de agosto de 2010
Sábado 14 Agosto: Las Vegas
Por la mañana visita al Premium Outlet de Las Vegas. Lo único que merece la pena es la tienda de Converse y salimos cada uno con un par por 20$. El resto de tiendas tienen precios bajos respecto al original, pero no son ninguna ganga, la verdad. Esperábamos otra cosa.
Comemos en un restaurante salvadoreño, unas pupusas y unos burritos. La camarera es una chica del Salvador que nos da conversación y nos explica algunos de los platos de su país y el sistema de propina americano. Cuando se paga con tarjeta y tienes que escribir en el ticket la cantidad de propina que dejas, en realidad te hacen el cargo con la cantidad sin propina y al final del día te suman la propina.
Después de comer pasamos por "Gun Store". Una galería de tiro y tienda de armas donde por 25$ tienes 5 tiros con un revolver o 10 con una pequeña ametralladora. Samu elige una semiautomática y Grego una Dirty Harry. Con el precio también puedes elegir un objetivo al que disparar..Bin Laden, un chino, un moro, un secuestrador, un zombie, un negro... Todo esto tiene un tinte un tanto racista, la verdad. Sara y yo pasamos con ellos para grabarles con el video y aún con los cascos puestos aquello suena y retumba de forma brutal. Yo estoy acojonada. Entre ráfagas de las ametralladoras y los disparos secos de las armas cortas...En un momento se termina todo. Nos llevamos del suelo algunos casquillos de recuerdo. Allí se queda una cola de gente con todo un armamento, muchos son turistas pero a otros se les ve como los auténticos americanos flipados de las armas. El ambientillo que se respira allí no me ha gustado nada, pero Grego y Samu salen satisfechos con la experiencia.
Un ratito en la piscina del hotel y de nuevo para Las Vegas. Los chicos hoy tiene "noche libre",así que Sara y yo nos vamos a ver cosas por nuestra cuenta.
Volvemos al Bellagio a fotografiar el jardín de insectos gigantes hechos con flores naturales. Impresionante. Cómo se nota la categoría de este hotel.. También hay que destacar el techo del hall. Una lámpara enorme, formada por cientos de plafones de cristal de colores en forma de flores, corona el techo. Salimos a ver de nuevo el espectáculo de las fuentes. Esta vez a ritmo de Andrea Bocelli. Precioso, no se puede decir más. También he aprovechado para comprar unas barajas usadas para llevar de recuerdo a mi hermano y a Lula. Seguro que les hace ilusión montarse timbas con cartas que pueden haber hecho ganar mucho dinero a algunos y perderlo a muchos otros.
Damos un paseo por el Miracle Mile Shops en los bajos del Planet Hollywood Hotel. Es un centro comercial sin más, pero con la peculiar tienda de "Celebrities Gallery" con muchos artículos originales firmados por boxeadores, actores, músicos, deportistas.. Curioso de ver. Tiene precios asequibles si se quiere hacer un regalo de alguna pelota de baseball o golf autografiada.
Seguimos la calle hasta el Harley Davidson Café, con su gran moto saliendo de la fachada. A Sara le apasionan las motos, y en especial las Harleys. Con cada moto que nos hemos cruzado en el viaje tiene una foto, y esta no podía ser menos.
Volvemos a por el coche y nos acercamos al Hotel Rio a ver si podemos colarnos en el ascensor que se ve por la fachada para ver una panorámica de Las Vegas por la noche. Se ve que la única manera de subir es entrando a la discoteca que está en la azotea previo pago de 20$ o con un flyer que se supone reparten por el casino pero que no fuimos capaces de encontrar. La única alternativa es subir hasta la planta 38 porque para ir más arriba es necesario tener la tarjeta del hotel. Desde el hall de la planta se puede mirar por la ventana.
De noche tomas conciencia de las dimensiones de esta ciudad. Al moverse siempre por el Strip parece que todo está concentrado en esa calle, como una especie de parque temático, pero desde lo alto se ven las calles cuadriculadas que no tienen fin. Y es que estaba claro que en algún sitio tienen que estar las zonas residenciales que albergan a la millonada de personas que trabajan día y noche en esta ciudad.
Ya son las tres de la mañana y nos volvemos al hotel. A esta hora se nota que todo decae. Sólo se ve a gente con borracheras monumentales y sitios que empiezan a cerrar. No sabemos cómo la gente puede llegar a esos estados de embriaguez porque las bebidas son carísimas en los locales y sólo se puede elegir entre cerveza y cócteles con muy poco alcohol.
Una cosa que me llama la atención es la cantidad de asiáticos que se ven en esta ciudad. Muchísimos están como croupiers en los casinos y otros muchos más como turistas.
Otra cosa a destacar es el atuendo de las chicas. Vestidos ajustadísimos, con faldas cinturón y taconazos de escándalo. Tooooodas van arregladísimas para entrar a los clubs de los casinos. A los turistas se nos ve a la legua porque desentonamos en ese ambiente. Con nuestros vaqueros, zapatillas y las grandes copas de refrescos de colores colgando del cuello...
Último día en la ciudad del "cómo mola!!" como la bautizó Sara. Y es que allí donde vayas, siempre habrá algo que te hará pronunciar esas palabras.
Comemos en un restaurante salvadoreño, unas pupusas y unos burritos. La camarera es una chica del Salvador que nos da conversación y nos explica algunos de los platos de su país y el sistema de propina americano. Cuando se paga con tarjeta y tienes que escribir en el ticket la cantidad de propina que dejas, en realidad te hacen el cargo con la cantidad sin propina y al final del día te suman la propina.
Después de comer pasamos por "Gun Store". Una galería de tiro y tienda de armas donde por 25$ tienes 5 tiros con un revolver o 10 con una pequeña ametralladora. Samu elige una semiautomática y Grego una Dirty Harry. Con el precio también puedes elegir un objetivo al que disparar..Bin Laden, un chino, un moro, un secuestrador, un zombie, un negro... Todo esto tiene un tinte un tanto racista, la verdad. Sara y yo pasamos con ellos para grabarles con el video y aún con los cascos puestos aquello suena y retumba de forma brutal. Yo estoy acojonada. Entre ráfagas de las ametralladoras y los disparos secos de las armas cortas...En un momento se termina todo. Nos llevamos del suelo algunos casquillos de recuerdo. Allí se queda una cola de gente con todo un armamento, muchos son turistas pero a otros se les ve como los auténticos americanos flipados de las armas. El ambientillo que se respira allí no me ha gustado nada, pero Grego y Samu salen satisfechos con la experiencia.
Un ratito en la piscina del hotel y de nuevo para Las Vegas. Los chicos hoy tiene "noche libre",así que Sara y yo nos vamos a ver cosas por nuestra cuenta.
Volvemos al Bellagio a fotografiar el jardín de insectos gigantes hechos con flores naturales. Impresionante. Cómo se nota la categoría de este hotel.. También hay que destacar el techo del hall. Una lámpara enorme, formada por cientos de plafones de cristal de colores en forma de flores, corona el techo. Salimos a ver de nuevo el espectáculo de las fuentes. Esta vez a ritmo de Andrea Bocelli. Precioso, no se puede decir más. También he aprovechado para comprar unas barajas usadas para llevar de recuerdo a mi hermano y a Lula. Seguro que les hace ilusión montarse timbas con cartas que pueden haber hecho ganar mucho dinero a algunos y perderlo a muchos otros.
Damos un paseo por el Miracle Mile Shops en los bajos del Planet Hollywood Hotel. Es un centro comercial sin más, pero con la peculiar tienda de "Celebrities Gallery" con muchos artículos originales firmados por boxeadores, actores, músicos, deportistas.. Curioso de ver. Tiene precios asequibles si se quiere hacer un regalo de alguna pelota de baseball o golf autografiada.
Seguimos la calle hasta el Harley Davidson Café, con su gran moto saliendo de la fachada. A Sara le apasionan las motos, y en especial las Harleys. Con cada moto que nos hemos cruzado en el viaje tiene una foto, y esta no podía ser menos.
Volvemos a por el coche y nos acercamos al Hotel Rio a ver si podemos colarnos en el ascensor que se ve por la fachada para ver una panorámica de Las Vegas por la noche. Se ve que la única manera de subir es entrando a la discoteca que está en la azotea previo pago de 20$ o con un flyer que se supone reparten por el casino pero que no fuimos capaces de encontrar. La única alternativa es subir hasta la planta 38 porque para ir más arriba es necesario tener la tarjeta del hotel. Desde el hall de la planta se puede mirar por la ventana.
De noche tomas conciencia de las dimensiones de esta ciudad. Al moverse siempre por el Strip parece que todo está concentrado en esa calle, como una especie de parque temático, pero desde lo alto se ven las calles cuadriculadas que no tienen fin. Y es que estaba claro que en algún sitio tienen que estar las zonas residenciales que albergan a la millonada de personas que trabajan día y noche en esta ciudad.
Ya son las tres de la mañana y nos volvemos al hotel. A esta hora se nota que todo decae. Sólo se ve a gente con borracheras monumentales y sitios que empiezan a cerrar. No sabemos cómo la gente puede llegar a esos estados de embriaguez porque las bebidas son carísimas en los locales y sólo se puede elegir entre cerveza y cócteles con muy poco alcohol.
Una cosa que me llama la atención es la cantidad de asiáticos que se ven en esta ciudad. Muchísimos están como croupiers en los casinos y otros muchos más como turistas.
Otra cosa a destacar es el atuendo de las chicas. Vestidos ajustadísimos, con faldas cinturón y taconazos de escándalo. Tooooodas van arregladísimas para entrar a los clubs de los casinos. A los turistas se nos ve a la legua porque desentonamos en ese ambiente. Con nuestros vaqueros, zapatillas y las grandes copas de refrescos de colores colgando del cuello...
Último día en la ciudad del "cómo mola!!" como la bautizó Sara. Y es que allí donde vayas, siempre habrá algo que te hará pronunciar esas palabras.
viernes, 13 de agosto de 2010
Viernes 13 Agosto: Gran Cañón - Ruta 66 - Las Vegas
5:00am ...pipipipi....pipipipipi... A levantarse! Casi es un alivio porque hemos pasado bastante frio esta noche. Al levantarnos el coche marca 43 Farenheit. Friiiioooo. Sara y yo nos llevamos las mantas que cogimos del vuelo de Iberia, que no son muy gordas, pero algo harán. Entramos al parque y aparcamos en Yavapai Point. Otros pocos madrugadores están allí también, cubiertos con sacos de dormir, toallas o mantas. Es muy bonito ver cómo va apareciendo el sol justo entre una abertura al fondo del cañón, y cómo todo lo que estaba sombrío va iluminándose. Es como si el cañón fuese despertándose poco a poco. Muy recomendable a pesar del madrugón.
Volvemos al camping. Como los chicos siguen durmiendo, nos quedamos en el coche que se está más calentito y mucho más cómodo para dormir. El no haber madrugado hoy para irnos del camping, hace que el vigilante nos pille en su ronda y nos cobre los 10$. Parece poco , pero contando con que no hay baños ni duchas ni agua... sólo unos agujeros en el suelo y una tubería para coger agua.. más que suficiente.
La primera parada de la 66 no queda lejos del Gran Cañón. Se trata del pueblo de Williams donde todo gira en torno a la mítica ruta. Cantidad de gasolineras, tiendas de souvenirs, tallers de coches, restaurantes ambienados en los años 50's-60's, pero justo hoy tiene algo que la hace todavía más atractiva... una congregación de coches antiguos que van llenando la única calle que tiene el pueblo y que es parte de la carretera de la 66. Mustangs, Thunderbirds, Chevrolets, Cadillacs y alguna que otra reliquia "tuneada" según las modas de ahora. Todos están en perfecto estado y forman una exposición muy curiosa. Otro aliciente de este pueblo es que por las tardes durante el periodo de Mayo a Septiembre, se organizan duelos de vaqueros en las calles. Una pena no poder quedarnos hasta la tarde para verlo.
Desayunamos en la cafetería Goldie's 66 Diner, el típico desayuno americano con tortitas, huevos, bacon y batido. Damos una vuelta por las tiendas y seguimos camino por la antigua 66 hasta Kingsman. La verdad es que este tramo no deja de ser una carretera antigua, cuyos pueblos han visto como la decadencia ha ido llegando con el desuso de la misma. Nada reseñable.
Siguiente parada: La presa Hoover. Con 110 grados Farenheit, un atasco para acceder a la zona en obras y medidas de seguridad que pueden requerir inspecciones de los vehículos (no vaya a ser que seamos un coche terrorista con una bomba que haga volar la presa... estos americanos y sus pelis de acción...) llegamos a la que era la presa más grande del hemisferio norte. Ahora ese puesto lo tiene la presa de las 7 Gargantas en el rio Yangtse en China. Esta presa acumula el agua del rio Colorado para los estados de Nevada, Arizona y California. Demasida gente para tan poca agua..
Una vez llegas al verla de lejos decepciona ya que no parecer tener las dimensiones que se esperan, pero todavía no se ve la caida. sólo el lado del embalse.A Juan Antonio le hacía mucha ilusión visitarla, en parte por el documental sobre "Grandes Construcciones", así que todos se bajan andando para verla. A mi, sinceramente me da un poco igual y dado que los 110 grados no
invitan a dar ningún paseo, me quedo en el coche con el A/C y ya veré luego las fotos y contaré la experiencia que hayan tenido el resto.
Al final hice bien en quedarme en el coche. Ya me temía yo que dado lo exagerados que son estos americanos a la hora de engrandecer y magnificar todo lo que tienen en el país, al final no iba a ser para tanto. Una presa más y punto.
Seguimos hacia Las Vegas. Llegamos con un día de antelación pero no hay problema en que nos den habitación para hoy en el apartamento que teníamos reservado para mañana. Una suite con dos dormitorios, baño, cocina, salón, piscina y jacuzzi, al lado del Casino The Orleans.Eso sí, la maqueta que cubre toda la entrada y las escaleras desprende un sospechoso olor a marihuana bastante desagradable. Está un poco alejado del centro, pero después de nuestra primera visita a la ciudad ya sabemos que aquí hay que moverse en coche y aparcar en los self parking de los casinos, de otra manera acabas reventado de andar.
Hoy visitaremos el Venetian, el espectáculo de sirenas y piratas del Treasure Island y el volcán del Mirage. Los espectáculos merecen la pena por el despliegue pirotécnico, luces y decorados. Para todos conviene llegar con antelación para coger sitio en primera fila. Terminamos la noche jugando en el Mirage. A Samu no se le da mal y sale con ganancias de la ruleta.
A las tres de la mañana y con más de 90 grados Farenheit nos vamos para el hotel.
Volvemos al camping. Como los chicos siguen durmiendo, nos quedamos en el coche que se está más calentito y mucho más cómodo para dormir. El no haber madrugado hoy para irnos del camping, hace que el vigilante nos pille en su ronda y nos cobre los 10$. Parece poco , pero contando con que no hay baños ni duchas ni agua... sólo unos agujeros en el suelo y una tubería para coger agua.. más que suficiente.
La primera parada de la 66 no queda lejos del Gran Cañón. Se trata del pueblo de Williams donde todo gira en torno a la mítica ruta. Cantidad de gasolineras, tiendas de souvenirs, tallers de coches, restaurantes ambienados en los años 50's-60's, pero justo hoy tiene algo que la hace todavía más atractiva... una congregación de coches antiguos que van llenando la única calle que tiene el pueblo y que es parte de la carretera de la 66. Mustangs, Thunderbirds, Chevrolets, Cadillacs y alguna que otra reliquia "tuneada" según las modas de ahora. Todos están en perfecto estado y forman una exposición muy curiosa. Otro aliciente de este pueblo es que por las tardes durante el periodo de Mayo a Septiembre, se organizan duelos de vaqueros en las calles. Una pena no poder quedarnos hasta la tarde para verlo.
Desayunamos en la cafetería Goldie's 66 Diner, el típico desayuno americano con tortitas, huevos, bacon y batido. Damos una vuelta por las tiendas y seguimos camino por la antigua 66 hasta Kingsman. La verdad es que este tramo no deja de ser una carretera antigua, cuyos pueblos han visto como la decadencia ha ido llegando con el desuso de la misma. Nada reseñable.
Siguiente parada: La presa Hoover. Con 110 grados Farenheit, un atasco para acceder a la zona en obras y medidas de seguridad que pueden requerir inspecciones de los vehículos (no vaya a ser que seamos un coche terrorista con una bomba que haga volar la presa... estos americanos y sus pelis de acción...) llegamos a la que era la presa más grande del hemisferio norte. Ahora ese puesto lo tiene la presa de las 7 Gargantas en el rio Yangtse en China. Esta presa acumula el agua del rio Colorado para los estados de Nevada, Arizona y California. Demasida gente para tan poca agua..
Una vez llegas al verla de lejos decepciona ya que no parecer tener las dimensiones que se esperan, pero todavía no se ve la caida. sólo el lado del embalse.A Juan Antonio le hacía mucha ilusión visitarla, en parte por el documental sobre "Grandes Construcciones", así que todos se bajan andando para verla. A mi, sinceramente me da un poco igual y dado que los 110 grados no
invitan a dar ningún paseo, me quedo en el coche con el A/C y ya veré luego las fotos y contaré la experiencia que hayan tenido el resto.
Al final hice bien en quedarme en el coche. Ya me temía yo que dado lo exagerados que son estos americanos a la hora de engrandecer y magnificar todo lo que tienen en el país, al final no iba a ser para tanto. Una presa más y punto.
Seguimos hacia Las Vegas. Llegamos con un día de antelación pero no hay problema en que nos den habitación para hoy en el apartamento que teníamos reservado para mañana. Una suite con dos dormitorios, baño, cocina, salón, piscina y jacuzzi, al lado del Casino The Orleans.Eso sí, la maqueta que cubre toda la entrada y las escaleras desprende un sospechoso olor a marihuana bastante desagradable. Está un poco alejado del centro, pero después de nuestra primera visita a la ciudad ya sabemos que aquí hay que moverse en coche y aparcar en los self parking de los casinos, de otra manera acabas reventado de andar.
Hoy visitaremos el Venetian, el espectáculo de sirenas y piratas del Treasure Island y el volcán del Mirage. Los espectáculos merecen la pena por el despliegue pirotécnico, luces y decorados. Para todos conviene llegar con antelación para coger sitio en primera fila. Terminamos la noche jugando en el Mirage. A Samu no se le da mal y sale con ganancias de la ruleta.
A las tres de la mañana y con más de 90 grados Farenheit nos vamos para el hotel.
jueves, 12 de agosto de 2010
Jueves 12 Agosto: Gran Cañón
Dejamos el albergue y vamos a hacer algo de compra al supermercado. Es curioso que toda la gente de la zona son navajos y con fuertes rasgos. Hoy dedicaremos todo el día a visitar el Gran Cañón por la parte de South Rim. Es la más accesible y la más visitada, aunque hay gente que dice que North Rim merece más la pena.
Entramos por Desert View, donde ya tenemos un primer mirador, con una réplica de una torre vigía de los indios, desde el que se percibe la magnitud de este fenómeno geológico. Al llegar al mediodía no se aprecia la profundidad y los relieves con demasiado detalle por haber una luz muy dura, pero las dimensiones del cañón son desproporcionadas. 435km de longitud con 1,5km de profundidad en su punto máximo. De hecho el rio Colorado se ve como un hilillo marrón en alguna curva.
Seguimos la ruta bordeando el cañón parando en todos los miradores. Se podría pensar que desde todos se ve lo mismo, pero no es así, cada uno tiene una orientación que hace que la luz varíe y parezca un sitio nuevo. Según nos aproximamos al village, oleadas de autobuses con turistas van llegando y masificando las zonas. Esto es demasiado turístico. Decidimos salir del parque para ir a reservar sitio al camping Ten-X cerca de Tusayan a 10km de la entrada del parque. MOntgamos las tiendas y preparamos una barbacoa, con tan mala suerte que el carbón no prende y tardamos varias horas en comer. Se nos hacen las 18:00 y a las 19:22 atardece, ya vamos otra vez con la hora pegada al culo y nos perderemos los tonos rojos de la tarde en el cañón. Tenemos que dejar el coche en el parking D y coger un shuttle de la ruta roja para llegar a Hopi Point. Uno de los puntos donde dicen se ve el mejor atardecer en el cañón. Una pena haber llegado tan tarde porque los tonos rojos ya se han ido y sólo quedan zonas en sombra debido a que el sol ya está muy bajo. Aún así merece la pena. Volvemos al camping y yo me voy a la cama, que quiero ver amanecer y hay que levantarse a las 5 de la mañana.
Entramos por Desert View, donde ya tenemos un primer mirador, con una réplica de una torre vigía de los indios, desde el que se percibe la magnitud de este fenómeno geológico. Al llegar al mediodía no se aprecia la profundidad y los relieves con demasiado detalle por haber una luz muy dura, pero las dimensiones del cañón son desproporcionadas. 435km de longitud con 1,5km de profundidad en su punto máximo. De hecho el rio Colorado se ve como un hilillo marrón en alguna curva.
Seguimos la ruta bordeando el cañón parando en todos los miradores. Se podría pensar que desde todos se ve lo mismo, pero no es así, cada uno tiene una orientación que hace que la luz varíe y parezca un sitio nuevo. Según nos aproximamos al village, oleadas de autobuses con turistas van llegando y masificando las zonas. Esto es demasiado turístico. Decidimos salir del parque para ir a reservar sitio al camping Ten-X cerca de Tusayan a 10km de la entrada del parque. MOntgamos las tiendas y preparamos una barbacoa, con tan mala suerte que el carbón no prende y tardamos varias horas en comer. Se nos hacen las 18:00 y a las 19:22 atardece, ya vamos otra vez con la hora pegada al culo y nos perderemos los tonos rojos de la tarde en el cañón. Tenemos que dejar el coche en el parking D y coger un shuttle de la ruta roja para llegar a Hopi Point. Uno de los puntos donde dicen se ve el mejor atardecer en el cañón. Una pena haber llegado tan tarde porque los tonos rojos ya se han ido y sólo quedan zonas en sombra debido a que el sol ya está muy bajo. Aún así merece la pena. Volvemos al camping y yo me voy a la cama, que quiero ver amanecer y hay que levantarse a las 5 de la mañana.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Miércoles 11 Agosto: Page - Antelope Canyon - Monument Valley
Son las 6 de la mañana y ya estamos recogiendo las tiendas. Nos hemos vuelto a librar de pagar el camping. Tenemos que hacer tiempo hasta las 12:15 que es cuando tenemos reservada la visita al Antílope Canyon. Por aquí cerca está la Presa Powell, que a estas horas sólo se puede ver por fuera porque todavía no está abierta. Una presa, sin más. Otra visita cercana es el Horseshoe Bend, un meandro del rio Colorado con una curvatura extrema en un paraje muy peculiar. Al que se llega tras una caminata por la arena desde el parking. Unos 5 o 10 minutos. Lo único malo es que son las 8 de la mañana y no hay quién pare al sol, por lo que no se puede estar mucho rato contemplando el paisaje. Además a estas horas ya empiezan a llegar las oleadas de turistas en autobuses y le quitan encanto al lugar.
Volvemos al pueblo a desayunar un sandwich americano y nos sentamos en el césped en un parque a jugar a las cartas. Esta zona es reserva india de navajos. Mientras estamos jugando se acerca uno de ellos. Nos pregunta sobre el tipo de cartas que usamos y si apostamos en el juego. Tiene un acento demasiado peculiar. Le intentamos dar conversación pero se hace difícil porque a penas le entendemos, así que se lo decimos y la respuesta que nos da es: "American neither". Jajajaja.
Ya hemos hecho tiempo hasta la hora de la excursión. Para llegar a la entrada del cañón es necesario contratar una excursión ya que al ser territorio de los navajos, ellos son los que gestionan el acceso y no permiten visitarlo libremente. La visita incluye el transporte hasta el cañón y una visita guiada. En total una hora más o menos. En el pueblo hay cuatro o cinco compañías que se dedican a este tour y por Internet se pueden encontrar y reservar. Conviene reservar con un poco de antelación, sobre todo si se visita en época de vacaciones y se quiere las horas del mediodía para tener la mejor luz para fotos. Todos rondan el mismo precio, unos 35$ por persona.
Nuestra guía será Julia, una india muy amable que nos ayudará durante la visita a captar las mejores fotos. El camino hasta la entrada se hace por camino sin asfaltar y dad la velocidad a la que nos lleva Julia, se hace emocionante con tanto bote.
Una vez en el cañón, la guía nos da las explicaciones pertinentes haciendo hincapié en el peligro de las inundaciones. En un momento puedes verte atrapado, y dada la saturación de visitantes, puede resultar peligroso. Por suerte no tuvimos que salir corriendo y pudimos tomar todas las fotos que quisimos. Es un lugar curioso por la manera en la que el agua y el viento han ido erosionando las paredes y la arena prensada. Eso si, está demasiado explotado. Demasiada gente para un sitio tan angosto. En el viaje de vuelta en el jeep es igual de movido que el de la ida. Con tanto bache parece que el coche se va a desmontar. Con nosotros viajan una pareja de japoneses que van grabando todo con su video cámara. Samu entabla una conversación con ellos, preguntándoles cosas de Japón y alentándoles a visitar España para conocer y probar las famosas "tapas". Es gracioso ver cómo el japonés intenta aprenderse esta palabra, repitiéndola varias veces... "tapas.. tapas.. tapas.."
Terminado el tour comemos unas pizzas en Page y salimos hacia el Monument Valley. Llegamos un poco antes del atardecer y justo después de una tormenta. La primera vista que tenemos desde el mirador del hotel que está a la entrada es espectacular. Los montículos coronados por un arcoiris doble. Cuando ponga las fotos se podrá ver qué preciosidad..
Una vez dentro del parque y después de haber pagado 5$ por persona, la ruta se hace en coche recorriendo los montículos por caminos de tierra. Se hace entretenida y te hace sentir como en una película del oeste, incluso se veían excursiones a caballo galopando por terreno salvaje. Es recomendable un vehículo tipo todo terreno ya que los caminos están sin asfaltar.
Para dormir tenemos que buscar alojamiento en Tuba. Encontramos sitio en una especie de albergue. Sólo queda una habitación y parece que se separa a los chicos de las chicas, por lo que a Sara y a mi nos toca entrar otra vez de estrangis para que no nos pillen. Al menos esta habitación tiene 3 camas de matrimonio y a nadie le toca dormir en el suelo.
Volvemos al pueblo a desayunar un sandwich americano y nos sentamos en el césped en un parque a jugar a las cartas. Esta zona es reserva india de navajos. Mientras estamos jugando se acerca uno de ellos. Nos pregunta sobre el tipo de cartas que usamos y si apostamos en el juego. Tiene un acento demasiado peculiar. Le intentamos dar conversación pero se hace difícil porque a penas le entendemos, así que se lo decimos y la respuesta que nos da es: "American neither". Jajajaja.
Ya hemos hecho tiempo hasta la hora de la excursión. Para llegar a la entrada del cañón es necesario contratar una excursión ya que al ser territorio de los navajos, ellos son los que gestionan el acceso y no permiten visitarlo libremente. La visita incluye el transporte hasta el cañón y una visita guiada. En total una hora más o menos. En el pueblo hay cuatro o cinco compañías que se dedican a este tour y por Internet se pueden encontrar y reservar. Conviene reservar con un poco de antelación, sobre todo si se visita en época de vacaciones y se quiere las horas del mediodía para tener la mejor luz para fotos. Todos rondan el mismo precio, unos 35$ por persona.
Nuestra guía será Julia, una india muy amable que nos ayudará durante la visita a captar las mejores fotos. El camino hasta la entrada se hace por camino sin asfaltar y dad la velocidad a la que nos lleva Julia, se hace emocionante con tanto bote.
Una vez en el cañón, la guía nos da las explicaciones pertinentes haciendo hincapié en el peligro de las inundaciones. En un momento puedes verte atrapado, y dada la saturación de visitantes, puede resultar peligroso. Por suerte no tuvimos que salir corriendo y pudimos tomar todas las fotos que quisimos. Es un lugar curioso por la manera en la que el agua y el viento han ido erosionando las paredes y la arena prensada. Eso si, está demasiado explotado. Demasiada gente para un sitio tan angosto. En el viaje de vuelta en el jeep es igual de movido que el de la ida. Con tanto bache parece que el coche se va a desmontar. Con nosotros viajan una pareja de japoneses que van grabando todo con su video cámara. Samu entabla una conversación con ellos, preguntándoles cosas de Japón y alentándoles a visitar España para conocer y probar las famosas "tapas". Es gracioso ver cómo el japonés intenta aprenderse esta palabra, repitiéndola varias veces... "tapas.. tapas.. tapas.."
Terminado el tour comemos unas pizzas en Page y salimos hacia el Monument Valley. Llegamos un poco antes del atardecer y justo después de una tormenta. La primera vista que tenemos desde el mirador del hotel que está a la entrada es espectacular. Los montículos coronados por un arcoiris doble. Cuando ponga las fotos se podrá ver qué preciosidad..
Una vez dentro del parque y después de haber pagado 5$ por persona, la ruta se hace en coche recorriendo los montículos por caminos de tierra. Se hace entretenida y te hace sentir como en una película del oeste, incluso se veían excursiones a caballo galopando por terreno salvaje. Es recomendable un vehículo tipo todo terreno ya que los caminos están sin asfaltar.
Para dormir tenemos que buscar alojamiento en Tuba. Encontramos sitio en una especie de albergue. Sólo queda una habitación y parece que se separa a los chicos de las chicas, por lo que a Sara y a mi nos toca entrar otra vez de estrangis para que no nos pillen. Al menos esta habitación tiene 3 camas de matrimonio y a nadie le toca dormir en el suelo.
martes, 10 de agosto de 2010
Martes 10 Agosto: Las Vegas - Bryce Canyon - Page
Dejamos pronto el hotel para empezar esta nueva etapa del viaje, que es bastante larga.
EL objetivo final es llegar a Page o a algún sitio cercano para la excursión concertada de mañana.
Hay dos caminos para llegar, por el Gran Cañón o por el Bryce Canyon. Elegimos la segunda opción porque el Gran Cañón ya lo tenemos en otra etapa.
Antes de llegar a Bryce Canyon se pasa por Red Canyon. Un entrante de lo que nos encontraremos más adelante. Montículos rojos erosionados por el viento de manera que adoptan curiosas formas. Es una saturación de colores, el rojo de la tierra, el verde de los árboles y el azul intenso del cielo. Realmente lo inteeresante está en Bryce Canyon, concretamente en el anfiteatro que se ve desde el mirador de Sunset Point.
Tras subir una pequeña cuesta desde el aparcamiento, aparece ante nosostros, como por arte de magia y sin esperarlo, todo un espectáculo de pináculos, los llamados "hoodos". Están metidos en un cañón al que se puede bajar. Llegamos justo a últimas horas de la tarde y la luz es la mejor porque hacen resaltar todas las tonalidades de rojo que tienen estas piedras.
Hacemos una ruta circular de hora y media que nos adentra en el cañón y nos pasea por los hoodoos más famosos, el Sentinel y el Thor Hammer. En mitad de este paraje totalmente silencioso, comienza a oirse el sonido de una harmónica que entona las notas de una conocida película de vaqueros. Es Juan Antonio, que nos hace disfrutar de un idílico momento en este paraje al que le va la canción como anillo al dedo.
Después de un parón para tomar unas coca-colas de vainilla y unas patatas fritas, como no quedan muchas horas de luz y todavía no tenemos alojamiento, seguimos camino hasta Page. Vamos confiados en encontrar algún motel porque el navegador nos marca bastantes en ese pueblo, pero el problema lo tenemos al llegar. No creíamos que este pueblo iba a ser tan turístico, pero al encontrarse entre el Glen Canyon, el Antelope Canyon y el Lago Powell, esto parece Benidorm. Están TODOS los moteles y hoteles llenos, así que nos dan la dirección de un camping a las afueras. Allá que vamos!!
Para no variar, llegamos demasiado tarde para encontrar la recepción abierta. Damos unas vueltas con el coche para ver si hay algún sitio libre y por el camino nos cruzamos con todo un personaje. Es un tipo que parece salido de la peli de American History X. Con el pecho descubierto y lleno de tatuajes, sale a nuestro encuentro cuando nos ve llegar. Nos ofrece su ayuda para buscar un sitio en el que acampar. Se lleva a Samu y a Grego por la zona oscura. Después de un rato aparece el tipo corriendo, pero sin ellos. Ya empezamos a pensar que el psicópata se los ha cargado cuando reaparecen. Han encontrado un sitio apartado donde podremos poner nuestras tiendas sin llamar demasiado la atención. De repente el tipo vuelve y entre susurros nos da el código de acceso a los baños y las duchas. Está claro que las apariencias engañan. El tio se ha portado muy bien con nosotros.
Montamos las tiendas en silencio y nos vamos a dormir. Que vistos los antecedentes, mañana tendremos que salir al alba para evitar que el vigilante del camping nos pille.
EL objetivo final es llegar a Page o a algún sitio cercano para la excursión concertada de mañana.
Hay dos caminos para llegar, por el Gran Cañón o por el Bryce Canyon. Elegimos la segunda opción porque el Gran Cañón ya lo tenemos en otra etapa.
Antes de llegar a Bryce Canyon se pasa por Red Canyon. Un entrante de lo que nos encontraremos más adelante. Montículos rojos erosionados por el viento de manera que adoptan curiosas formas. Es una saturación de colores, el rojo de la tierra, el verde de los árboles y el azul intenso del cielo. Realmente lo inteeresante está en Bryce Canyon, concretamente en el anfiteatro que se ve desde el mirador de Sunset Point.
Tras subir una pequeña cuesta desde el aparcamiento, aparece ante nosostros, como por arte de magia y sin esperarlo, todo un espectáculo de pináculos, los llamados "hoodos". Están metidos en un cañón al que se puede bajar. Llegamos justo a últimas horas de la tarde y la luz es la mejor porque hacen resaltar todas las tonalidades de rojo que tienen estas piedras.
Hacemos una ruta circular de hora y media que nos adentra en el cañón y nos pasea por los hoodoos más famosos, el Sentinel y el Thor Hammer. En mitad de este paraje totalmente silencioso, comienza a oirse el sonido de una harmónica que entona las notas de una conocida película de vaqueros. Es Juan Antonio, que nos hace disfrutar de un idílico momento en este paraje al que le va la canción como anillo al dedo.
Después de un parón para tomar unas coca-colas de vainilla y unas patatas fritas, como no quedan muchas horas de luz y todavía no tenemos alojamiento, seguimos camino hasta Page. Vamos confiados en encontrar algún motel porque el navegador nos marca bastantes en ese pueblo, pero el problema lo tenemos al llegar. No creíamos que este pueblo iba a ser tan turístico, pero al encontrarse entre el Glen Canyon, el Antelope Canyon y el Lago Powell, esto parece Benidorm. Están TODOS los moteles y hoteles llenos, así que nos dan la dirección de un camping a las afueras. Allá que vamos!!
Para no variar, llegamos demasiado tarde para encontrar la recepción abierta. Damos unas vueltas con el coche para ver si hay algún sitio libre y por el camino nos cruzamos con todo un personaje. Es un tipo que parece salido de la peli de American History X. Con el pecho descubierto y lleno de tatuajes, sale a nuestro encuentro cuando nos ve llegar. Nos ofrece su ayuda para buscar un sitio en el que acampar. Se lleva a Samu y a Grego por la zona oscura. Después de un rato aparece el tipo corriendo, pero sin ellos. Ya empezamos a pensar que el psicópata se los ha cargado cuando reaparecen. Han encontrado un sitio apartado donde podremos poner nuestras tiendas sin llamar demasiado la atención. De repente el tipo vuelve y entre susurros nos da el código de acceso a los baños y las duchas. Está claro que las apariencias engañan. El tio se ha portado muy bien con nosotros.
Montamos las tiendas en silencio y nos vamos a dormir. Que vistos los antecedentes, mañana tendremos que salir al alba para evitar que el vigilante del camping nos pille.
lunes, 9 de agosto de 2010
Lunes 9 Agosto: Las Vegas
Las mañanas en Las Vegas son para dormir o para estar en la piscina porque el calor impide hacer otra cosa.
Aprovechamos para hacer la colada, desayunar tranquilamente y bañarnos en la piscina. A final de la tarde cogemos el coche para ir a hacernos la foto al famoso cartel de "Welcome to the Fabulous Las Vegas". Está al comienzo del Strip en la zona sur, justo en la mediana de la carretera. Le han puesto una zona de aparcamiento para que las limusinas y los Elvis puedan aparcar sus Cadillacs.
Casualidad que justo en ese momento se estén casando dos parejas justo debajo del cartel. Un tipo vestido de Elvis con un micro, les casa al mismo tiempo. Debe ser la oferta 2x1. AL terminar les canta unas canciones y posa para que la gente se haga fotos con él y el cartel. Y cómo no, nosotros también.
Justo al lado del cartel hay una pequeña capilla de bodas, muy mona. Y ya que no hemos podido hacer una boda de mentira con los pelucones y los vestidos, pues al menos posamos delante de la capilla.
Hoy la ruta de hoteles empieza en el MGM, eso si, hoy con coche. En el MGM están los famosos leones, pero terminan su actuación a las 19h y son las 19:15h. Siempre llegamos tarde a todo... buffff... Cruzamos la pasarela elevada y vamos al Excalibur. Lo bonito es verlo por fuera. Justo al lado está el New York New York. La atracción principal es la montaña rusa que recorre el exterior y el interior del hotel. Son 14$ por viaje. Aquí todo cuesta mucho dinero, así que nos dedicamos a pasear por el interior del hotel. Los pasillos recrean las calles más típicas de New York. En la entrada está la tienda de los caramelos, donde tienen echa una mini estatua de la libertad con judías de gominola, jejeje. También está el Bar Coyote... De aquí vamos hasta el Luxor y el Mandalay Bay. Es todo más de lo mismo. Cada uno con su estilo.
Volvemos hasta el Excalibur en el monorail que los conecta. Cogemos el coche para ir hasta el norte de la ciudad a ver la Fremont Street. Es la zona "antigua" de las Vegas. Allí se iniciaron los primeros casinos. Ahora todo se concentra en el Strip y esta zona ha quedado aislada del resto, aunque es curiosa de visitar.
Está rodeada de tooodas las capillas y drive-thru de bodas de la ciudad. La calle se encuentra techada por una pantalla iluminada gigante, donde se proyectan cada hora montajes sobre grupos de música. Hoy ha coincidido con un homenaje a Kiss. Es impresionante. Todos los casinos y tiendas apagan sus luces para dejar el protagonismo al cielo. Un espectáculo de luz y sonido que nada tiene que envidiar a los espectáculos de los grandes y nuevos casinos del Strip.
Sara, Grego y Juan Antonio entran en un casino bastante cutre donde regalan collares de colores en la entrada, en busca de unos perritos de oferta. En el mismo sitio de fritanga encuentro lo que creo que demuestra lo que son capaces de llegar a comer estos americanos. Galletas Oreo rebozadas y fritas. Por Dios!!!! que asquerosidad!!! Con esto ya lo he visto todo.
Volvemos al hotel. Todavía han quedado cosas por ver. Aunque no estaba en la ruta volver a las Vegas, dada la expectación que ha creado esta ciudad en el resto del grupo, decidimos pasar de nuevo a la vuelta del Gran Cañón. Yo he de confesar que he visto todo lo que tenía que ver aquí.
Una ciudad como esta para alguien que no le gusta el juego y no bebe, a parte de los edificios y la decoración.. poco más tiene que ofrecer.
Aprovechamos para hacer la colada, desayunar tranquilamente y bañarnos en la piscina. A final de la tarde cogemos el coche para ir a hacernos la foto al famoso cartel de "Welcome to the Fabulous Las Vegas". Está al comienzo del Strip en la zona sur, justo en la mediana de la carretera. Le han puesto una zona de aparcamiento para que las limusinas y los Elvis puedan aparcar sus Cadillacs.
Casualidad que justo en ese momento se estén casando dos parejas justo debajo del cartel. Un tipo vestido de Elvis con un micro, les casa al mismo tiempo. Debe ser la oferta 2x1. AL terminar les canta unas canciones y posa para que la gente se haga fotos con él y el cartel. Y cómo no, nosotros también.
Justo al lado del cartel hay una pequeña capilla de bodas, muy mona. Y ya que no hemos podido hacer una boda de mentira con los pelucones y los vestidos, pues al menos posamos delante de la capilla.
Hoy la ruta de hoteles empieza en el MGM, eso si, hoy con coche. En el MGM están los famosos leones, pero terminan su actuación a las 19h y son las 19:15h. Siempre llegamos tarde a todo... buffff... Cruzamos la pasarela elevada y vamos al Excalibur. Lo bonito es verlo por fuera. Justo al lado está el New York New York. La atracción principal es la montaña rusa que recorre el exterior y el interior del hotel. Son 14$ por viaje. Aquí todo cuesta mucho dinero, así que nos dedicamos a pasear por el interior del hotel. Los pasillos recrean las calles más típicas de New York. En la entrada está la tienda de los caramelos, donde tienen echa una mini estatua de la libertad con judías de gominola, jejeje. También está el Bar Coyote... De aquí vamos hasta el Luxor y el Mandalay Bay. Es todo más de lo mismo. Cada uno con su estilo.
Volvemos hasta el Excalibur en el monorail que los conecta. Cogemos el coche para ir hasta el norte de la ciudad a ver la Fremont Street. Es la zona "antigua" de las Vegas. Allí se iniciaron los primeros casinos. Ahora todo se concentra en el Strip y esta zona ha quedado aislada del resto, aunque es curiosa de visitar.
Está rodeada de tooodas las capillas y drive-thru de bodas de la ciudad. La calle se encuentra techada por una pantalla iluminada gigante, donde se proyectan cada hora montajes sobre grupos de música. Hoy ha coincidido con un homenaje a Kiss. Es impresionante. Todos los casinos y tiendas apagan sus luces para dejar el protagonismo al cielo. Un espectáculo de luz y sonido que nada tiene que envidiar a los espectáculos de los grandes y nuevos casinos del Strip.
Sara, Grego y Juan Antonio entran en un casino bastante cutre donde regalan collares de colores en la entrada, en busca de unos perritos de oferta. En el mismo sitio de fritanga encuentro lo que creo que demuestra lo que son capaces de llegar a comer estos americanos. Galletas Oreo rebozadas y fritas. Por Dios!!!! que asquerosidad!!! Con esto ya lo he visto todo.
Volvemos al hotel. Todavía han quedado cosas por ver. Aunque no estaba en la ruta volver a las Vegas, dada la expectación que ha creado esta ciudad en el resto del grupo, decidimos pasar de nuevo a la vuelta del Gran Cañón. Yo he de confesar que he visto todo lo que tenía que ver aquí.
Una ciudad como esta para alguien que no le gusta el juego y no bebe, a parte de los edificios y la decoración.. poco más tiene que ofrecer.
domingo, 8 de agosto de 2010
Domingo 8 Agosto: Death Valley - Las Vegas
Qué noche más horrible! Entre el calor, el viento que nos movía la tienda y el suelo de piedras, no he podido dormir nada. Sólo montamos la tienda con la estructura interior, con la puerta abierta y sin clavarla en el suelo porque era de piedras. Samu se fue a dormir encima de la mesa del camping que al parecer era más cómoda que dormir en la tienda.
Recogemos todo antes de que llegue el guarda haciendo la ronda. Deben ser como las seis y media de la mañana. Paramos a desayunar en el arcen de la carretera el melón que compramos el otro día, con tan mala suerte que el único bicho vivo que debe existir en Death Valley, una avispa, le tiene que picar a Grego mientras reparte el melón.
Cogemos carretera rumbo a Las Vegas!!! "Adiós Valle de la muerte, adiós!!!" En un par de horas ya estamos en Sin City. Por el día no es tan espectacular como por la noche, pero aún así todo nos llama la atención. Sara lo llama "la ciudad del Como mola", porque allí donde miramos la frase que nos sale es esa, "Cómo mola!!"
Son las once y hasta las tres no podemos entrar en el hotel, así que nos vamos al Outlet Center al sur de Las Vegas Blvd. Lo único que merece la pena son los vaqueros Levi's y la tienda de Converse. EL resto de la ropa tiene el mismo precio que en España pero en dólares. Al parecer California es el estado menos rentable para hacer nuestras compras porque los impuestos son los más altos de EEUU y al aplicar las tasas en las compras, todo se encarece demasiado como para que no se encuentre ningún chollo.
Terminadas las compras nos vamos al hotel. Tenemos dos suites en Tuscany Suites Hotel. Está en la calle Flamingo, perpendicular al Strip, a unos 5 minutos andando. Con casino propio, piscinas, spa, gimnasio, lavandería, restaurantes y parking. Totalmente recomendable por situación por instalaciones y por precio. Las habitaciones son enorrrrmes, con cocina y con una cama extragrande y supercómoda.
Cuando cae la tarde y las luces empiezan a encenderse, salimos a hacer la ruta de hoteles. Hoy vamos andando, y aunque todo está cerca, al final es una paliza, por lo que recomiendo el uso del coche. No hay problema de aparcamiento porque todos los hoteles tienen un "Self-Parking" gratuito en el que se puede aparcar. Hay que tener en mente que el objetivo de los casinos es que la gente juegue, y de ahí que pongan muchas facilidades para que la gente vaya a jugar.
El primer hotel que vemos es el Flamingo. Es bastante antiguo. Tiene en el interior un jardín con palmeras y flamencos. El siguiente es el Caesars Palace. El hotel es todo lujo. En la zona de tiendas el techo está pintado como si fuese de día, aunque no es comparable al del Venetian.
Buscamos un sitio para cenar, que ya es hora. El buffet está lleno y con una cola tremenda. Es la opción más barata, pero para coger sitio hay que estar horas antes, así que miramos otra alternativa. Hay un restaurante asiático especialista en noodles, hechos allí mismo. El local por dentro es una pasada. Parece que estás sumergido dentro de un banco de peces blancos. Reservamos y nos dan un busca, para avisarnos de nuestro turno, y que así podamos ir a jugar al casino. Esta gente lo tiene todo pensado para que nada te impida jugar.
El espectáculo propio es lo más flojo de este hotel, una fuente dentro de la zona de tiendas con un montaje de muñecos móviles, bastante cutre. No merece la pena verlo y nos vamos a cenar. Todavía no ha sonado el busca y ya hace más de una hora. Al parecer nos han llamado hace rato, pero la cobertura de este aparato debe ser limitada, porque no ha sonado. Llegamos casi a la hora de cerrar la cocina, pero nos atienden igualmente. La cena rica. El precio acorde con el hotel. Después de cenar nos vamos al Paris. Es muy bonito por fuera y por dentro. Para subir a la torre Eiffel hay que pagar casi 20$ así que también nos olvidamos y vamos al casino. Está ambientado en las calles de París. Todavía no hemos probado suerte en ningún juego, así que estos ya tienen ganas. Eligen el juego de la ruleta con terminales individuales. Aunque sólo van a jugar Samu y Grego, nos piden el pasaporte de todos. Se los lleva el jefe de mesa para comprobar nuestros antecedentes y comienzan a jugar. De momento a Samu se le está dando bien. Llega la camarera, queremos ver si es verdad eso de que la bebida te sale gratis mientras juegas. Para empezar, la camarera no viene si no llevas cierto tiempo jugando y gastando, así que tenemos que llamarla. Apunta 2 cervezas. Tarda un rato en traerlas y para servirlas, vuelve a pedir el pasaporte de todos los que estamos allí, aunque las cervezas sólo las han pedido dos. Como Samu no lo tiene encima, la camarera le quita la cerveza. Se lo enseño yo y se la devuelve, todo esto con muy malos modos y poniendo caras. Y todavía se queda esperando que le den propina. Va lista! Con las ganancias seguimos la ruta de casinos. Terminamos el día de hoy en el Bellagio. Llegamos a tiempo para el último pase de las fuentes de la entrada. Bajo el ritmo de la música de 7 novias para 7 hermanos, los chorros se mueven al son de la música. Un espectáculo muy recomendable. Igual que la visita al hotel y el casino. Imagen de tantas películas y series. Son el lujo y el detalle en cada rincón lo que hacen destacable a este hotel. La lámpara del hall de la entrada formada por decenas de plafones con forma de flores en cristal de distintos colores, y el jardín gigante lleno de plantas y flores naturales hacen ver la categoría de este sitio.
Nos volvemos al hotel andando. Por hoy ya está bien. Las primeras impresiones de la ciudad (al menos las mías), son buenas. Es todo como un parque temático para adultos de dimensiones descomunales y donde el único objetivo de toooodo el que está en la ciudad es pasarlo bien. De ahí que se vea a tanta gente vestida de fiesta, peregrinar entre los hoteles y casinos, con grandes recipientes de bebida. En todos los hoteles y casinos el ambiente es el mismo.. colas en los buffets y en las discotecas, personas enganchadas a las máquinas tragaperras, asiáticos que controlan las mesas y juegan en las mesas, jóvenes borrachos que se desmayan por haber bebido demasiados cócteles.. limusinas en las puertas... La única diferencia entre un casino y otro son la decoración y los espectáculos que ofrecen.
Recogemos todo antes de que llegue el guarda haciendo la ronda. Deben ser como las seis y media de la mañana. Paramos a desayunar en el arcen de la carretera el melón que compramos el otro día, con tan mala suerte que el único bicho vivo que debe existir en Death Valley, una avispa, le tiene que picar a Grego mientras reparte el melón.
Cogemos carretera rumbo a Las Vegas!!! "Adiós Valle de la muerte, adiós!!!" En un par de horas ya estamos en Sin City. Por el día no es tan espectacular como por la noche, pero aún así todo nos llama la atención. Sara lo llama "la ciudad del Como mola", porque allí donde miramos la frase que nos sale es esa, "Cómo mola!!"
Son las once y hasta las tres no podemos entrar en el hotel, así que nos vamos al Outlet Center al sur de Las Vegas Blvd. Lo único que merece la pena son los vaqueros Levi's y la tienda de Converse. EL resto de la ropa tiene el mismo precio que en España pero en dólares. Al parecer California es el estado menos rentable para hacer nuestras compras porque los impuestos son los más altos de EEUU y al aplicar las tasas en las compras, todo se encarece demasiado como para que no se encuentre ningún chollo.
Terminadas las compras nos vamos al hotel. Tenemos dos suites en Tuscany Suites Hotel. Está en la calle Flamingo, perpendicular al Strip, a unos 5 minutos andando. Con casino propio, piscinas, spa, gimnasio, lavandería, restaurantes y parking. Totalmente recomendable por situación por instalaciones y por precio. Las habitaciones son enorrrrmes, con cocina y con una cama extragrande y supercómoda.
Cuando cae la tarde y las luces empiezan a encenderse, salimos a hacer la ruta de hoteles. Hoy vamos andando, y aunque todo está cerca, al final es una paliza, por lo que recomiendo el uso del coche. No hay problema de aparcamiento porque todos los hoteles tienen un "Self-Parking" gratuito en el que se puede aparcar. Hay que tener en mente que el objetivo de los casinos es que la gente juegue, y de ahí que pongan muchas facilidades para que la gente vaya a jugar.
El primer hotel que vemos es el Flamingo. Es bastante antiguo. Tiene en el interior un jardín con palmeras y flamencos. El siguiente es el Caesars Palace. El hotel es todo lujo. En la zona de tiendas el techo está pintado como si fuese de día, aunque no es comparable al del Venetian.
Buscamos un sitio para cenar, que ya es hora. El buffet está lleno y con una cola tremenda. Es la opción más barata, pero para coger sitio hay que estar horas antes, así que miramos otra alternativa. Hay un restaurante asiático especialista en noodles, hechos allí mismo. El local por dentro es una pasada. Parece que estás sumergido dentro de un banco de peces blancos. Reservamos y nos dan un busca, para avisarnos de nuestro turno, y que así podamos ir a jugar al casino. Esta gente lo tiene todo pensado para que nada te impida jugar.
El espectáculo propio es lo más flojo de este hotel, una fuente dentro de la zona de tiendas con un montaje de muñecos móviles, bastante cutre. No merece la pena verlo y nos vamos a cenar. Todavía no ha sonado el busca y ya hace más de una hora. Al parecer nos han llamado hace rato, pero la cobertura de este aparato debe ser limitada, porque no ha sonado. Llegamos casi a la hora de cerrar la cocina, pero nos atienden igualmente. La cena rica. El precio acorde con el hotel. Después de cenar nos vamos al Paris. Es muy bonito por fuera y por dentro. Para subir a la torre Eiffel hay que pagar casi 20$ así que también nos olvidamos y vamos al casino. Está ambientado en las calles de París. Todavía no hemos probado suerte en ningún juego, así que estos ya tienen ganas. Eligen el juego de la ruleta con terminales individuales. Aunque sólo van a jugar Samu y Grego, nos piden el pasaporte de todos. Se los lleva el jefe de mesa para comprobar nuestros antecedentes y comienzan a jugar. De momento a Samu se le está dando bien. Llega la camarera, queremos ver si es verdad eso de que la bebida te sale gratis mientras juegas. Para empezar, la camarera no viene si no llevas cierto tiempo jugando y gastando, así que tenemos que llamarla. Apunta 2 cervezas. Tarda un rato en traerlas y para servirlas, vuelve a pedir el pasaporte de todos los que estamos allí, aunque las cervezas sólo las han pedido dos. Como Samu no lo tiene encima, la camarera le quita la cerveza. Se lo enseño yo y se la devuelve, todo esto con muy malos modos y poniendo caras. Y todavía se queda esperando que le den propina. Va lista! Con las ganancias seguimos la ruta de casinos. Terminamos el día de hoy en el Bellagio. Llegamos a tiempo para el último pase de las fuentes de la entrada. Bajo el ritmo de la música de 7 novias para 7 hermanos, los chorros se mueven al son de la música. Un espectáculo muy recomendable. Igual que la visita al hotel y el casino. Imagen de tantas películas y series. Son el lujo y el detalle en cada rincón lo que hacen destacable a este hotel. La lámpara del hall de la entrada formada por decenas de plafones con forma de flores en cristal de distintos colores, y el jardín gigante lleno de plantas y flores naturales hacen ver la categoría de este sitio.
Nos volvemos al hotel andando. Por hoy ya está bien. Las primeras impresiones de la ciudad (al menos las mías), son buenas. Es todo como un parque temático para adultos de dimensiones descomunales y donde el único objetivo de toooodo el que está en la ciudad es pasarlo bien. De ahí que se vea a tanta gente vestida de fiesta, peregrinar entre los hoteles y casinos, con grandes recipientes de bebida. En todos los hoteles y casinos el ambiente es el mismo.. colas en los buffets y en las discotecas, personas enganchadas a las máquinas tragaperras, asiáticos que controlan las mesas y juegan en las mesas, jóvenes borrachos que se desmayan por haber bebido demasiados cócteles.. limusinas en las puertas... La única diferencia entre un casino y otro son la decoración y los espectáculos que ofrecen.
sábado, 7 de agosto de 2010
Sábado 7 Agosto: Death Valley
8:30 am. Nos quedan muchas horas de viaje por delante. El paisaje cada vez es más árido, se dejan de ver gasolineras, hoteles, restaurantes... y es que nos adentramos en el desierto! Sin nada destacable aparte de las interminables rectas, los super-trucks y los trenes de infinitos vagones que se cruzan en el camino, llegamos a Death Valley.
Un paisaje estremecedor se abre de repente ante nosotros. Un valle encajado entre montañas con kilómetros de extensión, sin una sola sombra, rastro de agua o cualquier otro tipo de vida vegetal o animal.
Da miedo pensar en tener que atravesar este paraje sin coche, o peor aún, quedarse tirado con él!! :S Aquí dentro no hay ni cobertura en el móvil.
Y justo cuando estoy pensando esto, el coche empieza a calentarse... mal rollo.. y no tenemos asistencia en carretera... y es que es normal que el coche lleno hasta las trancas, con el aire acondicionado a tope y 114º Farenheit ahí fuera....
Paramos a comer en uno de los centros de visitantes de Stovepipe Wells Village. Sólo hay una pequeña tienda, un restaurante cerrado, un motel que también parece cerrado y un pedregal a pleno sol donde está el camping. Este no tiene colgado el cartel de FULL, jejejjeje y es que a nadie en su sano juicio se le ocurriría acampar aquí. Aún así hay una tienda montada, no sabemos si tendrá dueño o se marchó escopetado de aquí en cuanto pudo.
Compramos algo para comer en la tienda. Casi no se puede aguantar el calor a la sombra. Ni los helados de postre resisten el calor y se derriten al momento.
Visitamos las dunas de arena, el Devil's Golf Course con las piedras de sal que quedaron después de la evaporación del lago que hubo en este lugar, el Artist View y el BadWater, el punto más famoso del parque por estar bajo el nivel del mar. Sin embargo, para mi, el lugar más bonito es Dante's View, para ver el atardecer. Impresionante!!
Cenamos unas pizzas en el bar del Furnace Creek Rancho. Nos cuesta entendernos con el camarero. Esta gente tiene un acento bastante cerrado. A medida que nos adentramos en el país, se aprecia el cambio en la forma de hablar. Y ni hablar de que por aquí ya no se habla en Español.
Como ya se echa la noche encima, vamos en busca del camping, en Furnace Creek . De noche la entrada casi no se ve, y en el camping no hay luces. Es un pedregal, pero no hay más sitios donde dormir por aquí, quitando el resort de Furnace Creek Rancho (tiene hasta campo de golf, en mitad de este desierto). Como es habitual, al llegar al camping a estas horas, no hay nadie en recepción y entramos de incógnito. Poca gente está acampada aquí, y es que pocos son los locos que se atreven a plantar la tienda en un patatal a 90 y tantos grados Farenheit por la noche, pero sólo por la vista de las estrellas desde este paraje en medio de la nada y sin ninguna luz alrededor, merece la pena el calor y la incomodidad. Bellísimo.
Un paisaje estremecedor se abre de repente ante nosotros. Un valle encajado entre montañas con kilómetros de extensión, sin una sola sombra, rastro de agua o cualquier otro tipo de vida vegetal o animal.
Da miedo pensar en tener que atravesar este paraje sin coche, o peor aún, quedarse tirado con él!! :S Aquí dentro no hay ni cobertura en el móvil.
Y justo cuando estoy pensando esto, el coche empieza a calentarse... mal rollo.. y no tenemos asistencia en carretera... y es que es normal que el coche lleno hasta las trancas, con el aire acondicionado a tope y 114º Farenheit ahí fuera....
Paramos a comer en uno de los centros de visitantes de Stovepipe Wells Village. Sólo hay una pequeña tienda, un restaurante cerrado, un motel que también parece cerrado y un pedregal a pleno sol donde está el camping. Este no tiene colgado el cartel de FULL, jejejjeje y es que a nadie en su sano juicio se le ocurriría acampar aquí. Aún así hay una tienda montada, no sabemos si tendrá dueño o se marchó escopetado de aquí en cuanto pudo.
Compramos algo para comer en la tienda. Casi no se puede aguantar el calor a la sombra. Ni los helados de postre resisten el calor y se derriten al momento.
Visitamos las dunas de arena, el Devil's Golf Course con las piedras de sal que quedaron después de la evaporación del lago que hubo en este lugar, el Artist View y el BadWater, el punto más famoso del parque por estar bajo el nivel del mar. Sin embargo, para mi, el lugar más bonito es Dante's View, para ver el atardecer. Impresionante!!
Cenamos unas pizzas en el bar del Furnace Creek Rancho. Nos cuesta entendernos con el camarero. Esta gente tiene un acento bastante cerrado. A medida que nos adentramos en el país, se aprecia el cambio en la forma de hablar. Y ni hablar de que por aquí ya no se habla en Español.
Como ya se echa la noche encima, vamos en busca del camping, en Furnace Creek . De noche la entrada casi no se ve, y en el camping no hay luces. Es un pedregal, pero no hay más sitios donde dormir por aquí, quitando el resort de Furnace Creek Rancho (tiene hasta campo de golf, en mitad de este desierto). Como es habitual, al llegar al camping a estas horas, no hay nadie en recepción y entramos de incógnito. Poca gente está acampada aquí, y es que pocos son los locos que se atreven a plantar la tienda en un patatal a 90 y tantos grados Farenheit por la noche, pero sólo por la vista de las estrellas desde este paraje en medio de la nada y sin ninguna luz alrededor, merece la pena el calor y la incomodidad. Bellísimo.
viernes, 6 de agosto de 2010
Viernes 6 Agosto: Yosemite - Sequoias
Finalmente Juan Antonio se ha salvado de las garras del oso por esta noche.
Al parecer el oso apareció. Fue mientras todos dormíamos. Grego y Juan Antonio se habían quedado hablando fuera cuando les dio por enfocar con la linterna hacia el bosque. Allí estaba, olisqueando entre las tiendas en busca de algo para comer, justo detrás de ellos y ni se habían dado cuenta. Según su versión era un oso bastante grande, pero que no les hizo mucho caso. Sólo les miró, se giró y se fue.
Los demás no terminamos de creernos esta historia porque después del miedo que demostró Juan Antonio, que se viera cara a cara con el oso y no soltase ni un grito... en fin...
Unas galletitas y un vaso de leche y cogemos camino hacia Glacier Point. No creíamos que iba a estar tan lejos y que el tanque iba a bajar tan rápidamente. Las vistas desde el mirador de Glacier Point son espectaculares. Se puede apreciar toda la magnitud del parque. Nosotros subimos antes del mediodía, pero el atardecer debe ser precioso.
Lo peor es que todavía queda deshacer el camino y llegar hasta la salida de Wawona para encontrar una gasolinera. A Grego le toca hacer encaje de bolillos para ahorrar combustible. Bajando el puerto en punto muerto consigue que podamos salir del parque.
Una vez en Wawona y con el tanque lleno (pagado a precio de oro,eso si), seguimos camino hacia el Parque Nacional de Kings Canyon y Sequoias, dejando sin visitar Mariposa Groove, Toulume Meadows y Tioga Road por falta de tiempo.
Es salir de Yosemite y cambiar por completo el paisaje. Llanuras llenas de plantaciones de frutales, vides y maizales. Muchos puestos de fruta se ven en la carretera. Paramos en uno a comprar un poco de fruta. El dependiente es un chico mejicano que nos ofrece a probar ciruelas, naranjas, melón... Está todo riquísimo. Una fruta super dulce y muy bien de precio. No entiendo como teniendo esta materia prima, esta gente siga comiendo tanta basura.
Paramos a comer en un restaurante con pastelería propia que tiene la barra llena de tartas caseras. Esas de las pelis que te sirven en cajas rosas. De entrante nos ponen un bizcocho dulce caliente con una mousse de mantequilla con miel, riquíiiisimo. Para comer, espaguetis con albóndigas, pasta con gambas, meatloaf y hamburguesa con chili, y de postre tarta de queso y tarta de manzana.
Seguimos el camino. Una vez en Sequoias, hay que subir unos puertos hasta llegar a la ruta de visita al General Sherman. Es la secuoya con más volumen. Está rodeada de muchas otras de una altura y grosor enorme. No nos da tiempo a subir hasta el punto donde está la secuoya con mayor diámetro porque ya empieza a anochecer y las distancias son grandes, pero por el camino atravesamos con el coche el tunel hecho en una secuoya caida sobre la carretera. Tambień vemos un osezno (y este si que le vemos todos). Sorprendentemente, hay muchas zonas totalmente quemadas y de las que todavía sale humo. Una pena que estos árboles milenarios se vean pasto de las llamas, aunque debe ser algo habitual en este parque, ya que hay expuesta una sección de un tronco de secuoya, en el que se puede ver cómo el árbol sobrevivió a varios incendios, y curiosamente, el crecimiento del árbol tras un incendio es más rápido debido a la competencia en la búsqueda de nutrientes.
Continuamos con la ruta para ganar kilómetros para el siguiente día. Ya es de noche, aunque con las indicaciones del GPS no hay problema. Paramos a dormir en un Motel 6. Nuestro primer motel de carretera. Como el de las películas, claro. Con todas las habitaciones que dan al parking y a la carretera. Somos 5 y para ahorrar preferimos coger sólo una habitación. Hay que hacerlo a escondidas del recepcionista, así que los chicos van a pedir la habitación mientras Sara y yo nos quedamos escondidas en el coche. Les hemos dicho que pidan ver la habitación antes de cogerla. Les vemos que suben los 3 al piso de arriba, abren la habitación, dan la luz, pero rápidamente salen y vuelven a la recepción. Al rato salen hacia otra habitación, esta vez, parece que la miran mejor. Vuelven al coche y nos explican lo que ha pasado. Al entrar en la primera habitación se encontraron a un negro que estaba metido en la cama durmiendo y claro, salieron corriendo. La segunda habitación parece que estaba bien, así que la reservaron. Es de dos camas de matrimonio, pero somos 5, así que toca echar a los chinos quién duerme en el suelo. Nos toca a Samu y a mi. En un espacio mínimo al lado de la puerta del baño tenemos que poner las esterillas y los edredones en el suelo, para no tener contacto con la moqueta mugrienta.
La única diferencia entre el camping y el motel es que después de 3 días de caminatas, sudadas, polvo del suelo de los caminos, por fin podemos ducharnos, que echamos una peste....que seguro que los osos de Yosemite olían mejor que nosotros.
Bueno, a dormir, que por hoy ya ha habido bastante.
Al parecer el oso apareció. Fue mientras todos dormíamos. Grego y Juan Antonio se habían quedado hablando fuera cuando les dio por enfocar con la linterna hacia el bosque. Allí estaba, olisqueando entre las tiendas en busca de algo para comer, justo detrás de ellos y ni se habían dado cuenta. Según su versión era un oso bastante grande, pero que no les hizo mucho caso. Sólo les miró, se giró y se fue.
Los demás no terminamos de creernos esta historia porque después del miedo que demostró Juan Antonio, que se viera cara a cara con el oso y no soltase ni un grito... en fin...
Unas galletitas y un vaso de leche y cogemos camino hacia Glacier Point. No creíamos que iba a estar tan lejos y que el tanque iba a bajar tan rápidamente. Las vistas desde el mirador de Glacier Point son espectaculares. Se puede apreciar toda la magnitud del parque. Nosotros subimos antes del mediodía, pero el atardecer debe ser precioso.
Lo peor es que todavía queda deshacer el camino y llegar hasta la salida de Wawona para encontrar una gasolinera. A Grego le toca hacer encaje de bolillos para ahorrar combustible. Bajando el puerto en punto muerto consigue que podamos salir del parque.
Una vez en Wawona y con el tanque lleno (pagado a precio de oro,eso si), seguimos camino hacia el Parque Nacional de Kings Canyon y Sequoias, dejando sin visitar Mariposa Groove, Toulume Meadows y Tioga Road por falta de tiempo.
Es salir de Yosemite y cambiar por completo el paisaje. Llanuras llenas de plantaciones de frutales, vides y maizales. Muchos puestos de fruta se ven en la carretera. Paramos en uno a comprar un poco de fruta. El dependiente es un chico mejicano que nos ofrece a probar ciruelas, naranjas, melón... Está todo riquísimo. Una fruta super dulce y muy bien de precio. No entiendo como teniendo esta materia prima, esta gente siga comiendo tanta basura.
Paramos a comer en un restaurante con pastelería propia que tiene la barra llena de tartas caseras. Esas de las pelis que te sirven en cajas rosas. De entrante nos ponen un bizcocho dulce caliente con una mousse de mantequilla con miel, riquíiiisimo. Para comer, espaguetis con albóndigas, pasta con gambas, meatloaf y hamburguesa con chili, y de postre tarta de queso y tarta de manzana.
Seguimos el camino. Una vez en Sequoias, hay que subir unos puertos hasta llegar a la ruta de visita al General Sherman. Es la secuoya con más volumen. Está rodeada de muchas otras de una altura y grosor enorme. No nos da tiempo a subir hasta el punto donde está la secuoya con mayor diámetro porque ya empieza a anochecer y las distancias son grandes, pero por el camino atravesamos con el coche el tunel hecho en una secuoya caida sobre la carretera. Tambień vemos un osezno (y este si que le vemos todos). Sorprendentemente, hay muchas zonas totalmente quemadas y de las que todavía sale humo. Una pena que estos árboles milenarios se vean pasto de las llamas, aunque debe ser algo habitual en este parque, ya que hay expuesta una sección de un tronco de secuoya, en el que se puede ver cómo el árbol sobrevivió a varios incendios, y curiosamente, el crecimiento del árbol tras un incendio es más rápido debido a la competencia en la búsqueda de nutrientes.
Continuamos con la ruta para ganar kilómetros para el siguiente día. Ya es de noche, aunque con las indicaciones del GPS no hay problema. Paramos a dormir en un Motel 6. Nuestro primer motel de carretera. Como el de las películas, claro. Con todas las habitaciones que dan al parking y a la carretera. Somos 5 y para ahorrar preferimos coger sólo una habitación. Hay que hacerlo a escondidas del recepcionista, así que los chicos van a pedir la habitación mientras Sara y yo nos quedamos escondidas en el coche. Les hemos dicho que pidan ver la habitación antes de cogerla. Les vemos que suben los 3 al piso de arriba, abren la habitación, dan la luz, pero rápidamente salen y vuelven a la recepción. Al rato salen hacia otra habitación, esta vez, parece que la miran mejor. Vuelven al coche y nos explican lo que ha pasado. Al entrar en la primera habitación se encontraron a un negro que estaba metido en la cama durmiendo y claro, salieron corriendo. La segunda habitación parece que estaba bien, así que la reservaron. Es de dos camas de matrimonio, pero somos 5, así que toca echar a los chinos quién duerme en el suelo. Nos toca a Samu y a mi. En un espacio mínimo al lado de la puerta del baño tenemos que poner las esterillas y los edredones en el suelo, para no tener contacto con la moqueta mugrienta.
La única diferencia entre el camping y el motel es que después de 3 días de caminatas, sudadas, polvo del suelo de los caminos, por fin podemos ducharnos, que echamos una peste....que seguro que los osos de Yosemite olían mejor que nosotros.
Bueno, a dormir, que por hoy ya ha habido bastante.
jueves, 5 de agosto de 2010
Jueves 5 Agosto: Yosemite
Ziiiiipppp... abro la cremallera de la tienda, y lo primero que me encuentro es una ardilla justo delante a la que Sara intenta dar de comer. Salgo y aparecen por detrás de la tienda una cervatilla con sus dos bambies. Esto si que es estar entre la naturaleza. Sólo se oye el arroyo y los pájaros. Estamos rodeados de enormes árboles y moles de granito. Ayer no pudimos ver dónde estábamos porque no había luz, pero el paraje es increible.
Lo primero hoy es recoger el permiso que nos permitirá acampar libremente en el parque. En el centro de Wilderness nos informan de la ruta para la que supuestamente habíamos solicitado el permiso. Una barbaridad si pretendemos visitar el valle. Nos cambian la ruta, aunque sigue siendo imposible para nosotros. Deberíamos hacer la subida de las cataratas, unos 400 metros de desnivel casi vertical, unas tres horas y media de subida cargando con las tiendas, sacos, comida y los bidoones de los osos. Impensable! y eso sólo para dormir. Y al día siguiente, camino de vuelta para recoger el coche. Ni hablar. Volveremos a dormir al camping de mochileros y dedicaremos el día a visitar un poco el valle.
Subimos a las cataratas más típicas del parque: Vernal Falls y Lower Yosemite Fall. A las primeras se llega desde el Curry Village. Se puede coger el shuttle para acercarse al comienzo de la ruta o caminar un poco más desde el parking del Curry Village. Nosotros fuimos andando. La ruta se puede hacer en dos horas ida y vuelta, subiendo con tranquilidad. Se puede llegar a la base de la cascada o subir hasta arriba y continuar la ruta hasta Nevada Fall. Nosotros no subimos más porque las vistas desde Vernal ya eran muy buenas y queríamos visitar otros puntos del parque. Al llegar a Vernal, estábamos haciendonos las típicas fotos con la cascada o el valle de fondo cuando a Juan Antonio se le cayó rodando la tapa de su Nikon. Como tuvo que salirse del camino y andar entre la maleza, creó espectación entre los que allí estaban, y todo el mundo se asomó a ver si encontraba la tapa. Después de mucho revolver las hierbas y gracias a la colaboración y los ánimos del público, la recuperó. Yo no daba ni un duro, porque esa tapa se ha perdido más veces en este viaje... pufff. El caso es que siempre tiene suerte y la termina encontrando.
Después nos fuimos a Lower Yosemite Fall, la cascada máaaas visitada de todo el parque por su situación en pleno valle y la facilidad de acceso, unos 5 minutos andando sin desnivel. Está masificada, aunque merece la pena verla y subir un poco por las rocas para llegar a la base. Desde aquí empezaba la supuesta ruta que tendríamos que haber hecho según el permiso de los Rangers, para llegar a la parte alta de Upper Yosemite Fall. Imposible viendo la pared y el desnivel.
El paisaje del valle es idílico... grandes riscos que encierran verdes praderas, rios y bosques. Aunque es un parque muy turístico y hay mucho "dominguero", autobuses, parkings, campings... la labor de los Rangers preservando al detalle el encanto natural del entorno, se nota y se agradece.
Ya de vuelta al campamento, montamos todo el chiringuito. Aparece un ranger cruzando el rio, con un aparato como con una antena, y sin decir nada sigue con paso acelerado y se va hacia el bosque. AL rato, aparece otra ranger. Nos pide el permiso, nos informa sobre el pago que debemos hacer por la estancia y nos pide que guardemos todo en los bidones de los osos.
Seguimos preparando la cena sin hacer mucho caso, cuando vuelve a aparecer la ranger de nuevo avisando que hay un oso rondando y que es conveniente que guardemos las cosas en los armarios antiosos. Empezamos a acojonarnos un poco, porque al rato, vemos linternas por los dos lados del rio, y de nuevo la ranger pasa por nuestro lado, pero esta vez no se detiene y sale corriendo hacia el bosque dando palmadas y gritando "Bear!!, Bear!!!". Al parecer le están siguiendo la pista y lo teníamos justo al lado!!
Juan Antonio ya empieza a ponerse nervioso porque su tienda es la que está mas cerca del borde con el bosque y se piensa que será el primero en caer si al oso le da por atacar el campamento e iniciar una masacre, así que empieza a removerlo todo buscando cualquier cosa que pueda atraer a la bestia!!! para meterlo en los bidones antiosos. Si le dejamos nos mete hasta los calcetines sucios. Es cierto que hay que guardar todo aquello que pueda producir olor (jabones, cremas, comida, bebida..), pero un poco más y se mete él mismo en el armario antiosos. El tio está "acojonao". Llega la noche, cenamos tranquilamente unos filetes y pollo a la barbacoa con un poco de ensalada y fruta de postre. Recogimos, y a dormir. De momento no ha venido ningún oso a comerse a Juan Antonio. Ya veremos si mañana sigue vivo...
Lo primero hoy es recoger el permiso que nos permitirá acampar libremente en el parque. En el centro de Wilderness nos informan de la ruta para la que supuestamente habíamos solicitado el permiso. Una barbaridad si pretendemos visitar el valle. Nos cambian la ruta, aunque sigue siendo imposible para nosotros. Deberíamos hacer la subida de las cataratas, unos 400 metros de desnivel casi vertical, unas tres horas y media de subida cargando con las tiendas, sacos, comida y los bidoones de los osos. Impensable! y eso sólo para dormir. Y al día siguiente, camino de vuelta para recoger el coche. Ni hablar. Volveremos a dormir al camping de mochileros y dedicaremos el día a visitar un poco el valle.
Subimos a las cataratas más típicas del parque: Vernal Falls y Lower Yosemite Fall. A las primeras se llega desde el Curry Village. Se puede coger el shuttle para acercarse al comienzo de la ruta o caminar un poco más desde el parking del Curry Village. Nosotros fuimos andando. La ruta se puede hacer en dos horas ida y vuelta, subiendo con tranquilidad. Se puede llegar a la base de la cascada o subir hasta arriba y continuar la ruta hasta Nevada Fall. Nosotros no subimos más porque las vistas desde Vernal ya eran muy buenas y queríamos visitar otros puntos del parque. Al llegar a Vernal, estábamos haciendonos las típicas fotos con la cascada o el valle de fondo cuando a Juan Antonio se le cayó rodando la tapa de su Nikon. Como tuvo que salirse del camino y andar entre la maleza, creó espectación entre los que allí estaban, y todo el mundo se asomó a ver si encontraba la tapa. Después de mucho revolver las hierbas y gracias a la colaboración y los ánimos del público, la recuperó. Yo no daba ni un duro, porque esa tapa se ha perdido más veces en este viaje... pufff. El caso es que siempre tiene suerte y la termina encontrando.
Después nos fuimos a Lower Yosemite Fall, la cascada máaaas visitada de todo el parque por su situación en pleno valle y la facilidad de acceso, unos 5 minutos andando sin desnivel. Está masificada, aunque merece la pena verla y subir un poco por las rocas para llegar a la base. Desde aquí empezaba la supuesta ruta que tendríamos que haber hecho según el permiso de los Rangers, para llegar a la parte alta de Upper Yosemite Fall. Imposible viendo la pared y el desnivel.
El paisaje del valle es idílico... grandes riscos que encierran verdes praderas, rios y bosques. Aunque es un parque muy turístico y hay mucho "dominguero", autobuses, parkings, campings... la labor de los Rangers preservando al detalle el encanto natural del entorno, se nota y se agradece.
Ya de vuelta al campamento, montamos todo el chiringuito. Aparece un ranger cruzando el rio, con un aparato como con una antena, y sin decir nada sigue con paso acelerado y se va hacia el bosque. AL rato, aparece otra ranger. Nos pide el permiso, nos informa sobre el pago que debemos hacer por la estancia y nos pide que guardemos todo en los bidones de los osos.
Seguimos preparando la cena sin hacer mucho caso, cuando vuelve a aparecer la ranger de nuevo avisando que hay un oso rondando y que es conveniente que guardemos las cosas en los armarios antiosos. Empezamos a acojonarnos un poco, porque al rato, vemos linternas por los dos lados del rio, y de nuevo la ranger pasa por nuestro lado, pero esta vez no se detiene y sale corriendo hacia el bosque dando palmadas y gritando "Bear!!, Bear!!!". Al parecer le están siguiendo la pista y lo teníamos justo al lado!!
Juan Antonio ya empieza a ponerse nervioso porque su tienda es la que está mas cerca del borde con el bosque y se piensa que será el primero en caer si al oso le da por atacar el campamento e iniciar una masacre, así que empieza a removerlo todo buscando cualquier cosa que pueda atraer a la bestia!!! para meterlo en los bidones antiosos. Si le dejamos nos mete hasta los calcetines sucios. Es cierto que hay que guardar todo aquello que pueda producir olor (jabones, cremas, comida, bebida..), pero un poco más y se mete él mismo en el armario antiosos. El tio está "acojonao". Llega la noche, cenamos tranquilamente unos filetes y pollo a la barbacoa con un poco de ensalada y fruta de postre. Recogimos, y a dormir. De momento no ha venido ningún oso a comerse a Juan Antonio. Ya veremos si mañana sigue vivo...
miércoles, 4 de agosto de 2010
Miércoles 4 Agosto: San Francisco - Yosemite
Nos despedimos de San Francisco por el momento, para partir rumbo a Yosemite.
Hacemos el check out del hotel, desayunamos en el Starbucks justo al lado y vamos a recoger el coche a la oficina de Dollar que está dos calles más abajo. Al final casi 2 horas para conseguir el coche, y la sorpresa de que nuestra reserva a través de eDreams, no incluía la asistencia en carretera. Crucemos los dedos para que no nos pase nada a lo largo del camino, porque nos va a salir la gracia por un pico...
Son las 12:30 y salimos por el puente que cruza hasta Oakland con nuestro flamante coche/todoterreno/furgoneta. No sé muy bien cómo definirlo, pero se parece al "Cañonero" que salía en los Simpsons. Un GMC Acadia, enoooorme, con 8 plazas y automático. Aquí todo el mundo lleva coches tan grandes como este, llama la atención que no se ven los utilitarios. Sólo deportivos (Mustang, Corvette, Porsche o Nissan 350Z), parece que los regalan con las tapas de los yogures, o si no, gigantes como el nuestro.
Llevamos ya un buen rato de atasco para salir de la ciudad. Nuestro primer objetivo es buscar un supermercado para comprar una nevera, una barbacoa, comida y bebida. Encontramos un Wal-Mart. No es como esperábamos, no tiene grandes pasillos llenos de comida o bebidas, de hecho la única comida que tiene es congelada (pollo, hamburguesas o salchichas) y tenemos que comprar una bolsa con 20 hamburguesas congeladas... A ver cómo resulta esto a la hora de cocinarlo. También encontramos los típicos Mashmellows o malvaviscos, para hacer en la hoguera.
Ya con nuestra nevera llena de hielos y provisiones, comemos un sandwich rápido en el parking y seguimos camino...Llegamos a Big Oak a las 18:30. Compramos el pase anual de los Parques Nacionales, ya que al querer visitar cuatro o cinco, merece la pena la inversión. Es nominativo, y al presentarlo te solicitan también algún documento de identidad donde comprobar que las firmas coinciden. Un método de seguridad como cualquier otro para evitar que se revenda o se reutilice por otras personas a lo largo del año. En todas las entradas a los parques, te dan un mapa del mismo y un periódico con la información más importante, noticias del parque, actividades, horarios, servicios, etc... La verdad es que la atención al visitante está muy cuidada. La única pega es que a estas horas ya no hay ningún puesto de rangers abierto, por lo que no podemos preguntar por el lugar de acampada.
Encontramos a un agente de seguridad, que muy amablemente nos guía con su coche hasta el campamento de backpackers (mochileros). Está situado al final del camping de North Pines, y de hecho hay que atravesar este para llegar a la entrada del campamento. Es una zona limítrofe con el bosque, con baños y armarios antiosos. Buscamos un sitio y a oscuras nos toca montar las tiendas. Cada parcela tiene una barbacoa donde se debe hacer el fuego. Grego prepara las brasas para la cena. El famoso paquete de hamburguesas congeladas se ha descongelado en parte, lo que ha hecho que todas las hamburguesas se compacten en un bloque y los bordes se queden desechos. Menudo mejunge... Al final terminamos comiendo trozos de carne picada a la brasa con ketchup.
Mientras, en las tiendas de al lado, unos americanos un tanto borrachos, no dejan de hacer ruido y tocar la harmónica. Al oirnos hablar alto se nos acercan. Es cuestión de tiempo que venga alguien a quejarse del ruido, porque desde que han llegado, no paran de reirse en alto, tocar a duo con Juan Antonio la harmónica.. y en efecto, alguien viene. El estado de embriaguez les evita el bochorno del toque de atención, por lo que ellos siguen... Intentan hablar en español, intentan enseñarnos palabras en inglés... En medio del jaleo, aparecen otros dos tios, en este caso unos fumetas... lo que faltaba. Lo curioso es que uno de ellos ha estado estudiando en la Complutense 2 años y habla bastante bien español. Son más silenciosos que los "colgaos". Yo, ante semejante panorama, y antes de recibir el segundo aviso de los campistas, me retiro a la tienda.
Al final parece que no hay afinidad entre los borrachos y los fumaos y se van todos a la cama.
Hacemos el check out del hotel, desayunamos en el Starbucks justo al lado y vamos a recoger el coche a la oficina de Dollar que está dos calles más abajo. Al final casi 2 horas para conseguir el coche, y la sorpresa de que nuestra reserva a través de eDreams, no incluía la asistencia en carretera. Crucemos los dedos para que no nos pase nada a lo largo del camino, porque nos va a salir la gracia por un pico...
Son las 12:30 y salimos por el puente que cruza hasta Oakland con nuestro flamante coche/todoterreno/furgoneta. No sé muy bien cómo definirlo, pero se parece al "Cañonero" que salía en los Simpsons. Un GMC Acadia, enoooorme, con 8 plazas y automático. Aquí todo el mundo lleva coches tan grandes como este, llama la atención que no se ven los utilitarios. Sólo deportivos (Mustang, Corvette, Porsche o Nissan 350Z), parece que los regalan con las tapas de los yogures, o si no, gigantes como el nuestro.
Llevamos ya un buen rato de atasco para salir de la ciudad. Nuestro primer objetivo es buscar un supermercado para comprar una nevera, una barbacoa, comida y bebida. Encontramos un Wal-Mart. No es como esperábamos, no tiene grandes pasillos llenos de comida o bebidas, de hecho la única comida que tiene es congelada (pollo, hamburguesas o salchichas) y tenemos que comprar una bolsa con 20 hamburguesas congeladas... A ver cómo resulta esto a la hora de cocinarlo. También encontramos los típicos Mashmellows o malvaviscos, para hacer en la hoguera.
Ya con nuestra nevera llena de hielos y provisiones, comemos un sandwich rápido en el parking y seguimos camino...Llegamos a Big Oak a las 18:30. Compramos el pase anual de los Parques Nacionales, ya que al querer visitar cuatro o cinco, merece la pena la inversión. Es nominativo, y al presentarlo te solicitan también algún documento de identidad donde comprobar que las firmas coinciden. Un método de seguridad como cualquier otro para evitar que se revenda o se reutilice por otras personas a lo largo del año. En todas las entradas a los parques, te dan un mapa del mismo y un periódico con la información más importante, noticias del parque, actividades, horarios, servicios, etc... La verdad es que la atención al visitante está muy cuidada. La única pega es que a estas horas ya no hay ningún puesto de rangers abierto, por lo que no podemos preguntar por el lugar de acampada.
Encontramos a un agente de seguridad, que muy amablemente nos guía con su coche hasta el campamento de backpackers (mochileros). Está situado al final del camping de North Pines, y de hecho hay que atravesar este para llegar a la entrada del campamento. Es una zona limítrofe con el bosque, con baños y armarios antiosos. Buscamos un sitio y a oscuras nos toca montar las tiendas. Cada parcela tiene una barbacoa donde se debe hacer el fuego. Grego prepara las brasas para la cena. El famoso paquete de hamburguesas congeladas se ha descongelado en parte, lo que ha hecho que todas las hamburguesas se compacten en un bloque y los bordes se queden desechos. Menudo mejunge... Al final terminamos comiendo trozos de carne picada a la brasa con ketchup.
Mientras, en las tiendas de al lado, unos americanos un tanto borrachos, no dejan de hacer ruido y tocar la harmónica. Al oirnos hablar alto se nos acercan. Es cuestión de tiempo que venga alguien a quejarse del ruido, porque desde que han llegado, no paran de reirse en alto, tocar a duo con Juan Antonio la harmónica.. y en efecto, alguien viene. El estado de embriaguez les evita el bochorno del toque de atención, por lo que ellos siguen... Intentan hablar en español, intentan enseñarnos palabras en inglés... En medio del jaleo, aparecen otros dos tios, en este caso unos fumetas... lo que faltaba. Lo curioso es que uno de ellos ha estado estudiando en la Complutense 2 años y habla bastante bien español. Son más silenciosos que los "colgaos". Yo, ante semejante panorama, y antes de recibir el segundo aviso de los campistas, me retiro a la tienda.
Al final parece que no hay afinidad entre los borrachos y los fumaos y se van todos a la cama.
martes, 3 de agosto de 2010
Martes 3 agosto:San Francisco
Hoy parece que el día se levanta mas despejado aunque sigue el frío y la humedad.
Desayunamos en el Starbucks y nos vamos al Civic Center a visitar el ayuntamiento. Presenciamos una boda civil en directo en lo alto de la escalinata. Nos colamos en el despacho del alcalde con él dentro, aprovechando una ola de turistas que se meten sin preguntar. El hombre no protesta ante la interrupción, pero por si acaso nos vamos, eso si, nos da tiempo a ver que es el mismo que se ve en la famosa película de Harvey Milk.
Después del ayuntamiento vamos hasta el barrio de Misión para ver la antigua misión, la nueva basílica y el cementerio. Paseamos también por los murales del callejón Clarion y nos vamos a comer a la taquería Pancho Villa. El barrio tiene una mayoría de población mejicana, y da la sensación de no ser un sitio demasiado apetecible por la noche.
Cogemos un autobús para subir al barrio de Castro. Vemos la gran bandera del movimiento gay, las calles principales y cogemos el metro para ir hacia Civic Center y allí enlazar con un tranvía que nos dejará en Alamo Square. Allí están las pintorescas "Painted Ladies". Las casitas que salían en la serie "Padres Forzosos" y que aparecen en todas las postales. Son casas victorianas como las mil más que hay por todo San Francisco. Lo que hace particular a esta colina, son las vistas que se levantan por detrás de las casas, el skyline de San Francisco. Una curiosidad que descubrió Sara de casualidad al ir a unos baños públicos en lo alto de la colina... fue un cementerio-jardín de zapatos. Alguien debio llevar allí unos zapatos viejos y plantarles dentro una planta, y más gente debio seguir el ejemplo, formándose un rincón muy peculiar con zapatos de todas clases y mensajes de los visitantes.
Cogimos otro autobús para llegar hasta el parque Golden Gate. Es un parque enooorme, donde hay mucha gente haciendo footing y andando en bici. Como hemos llegado pasadas las 6, ya está todo cerrado.. La academia de las ciencias, el jardín japonés...
Volvemos al centro para ir a cenar en Fisherman's Wharf en Crab's House. Un restaurante especializado en pescado y marisco. Samu, Grego, Sara y Juan Antonio piden un plato combinado a la plancha de mejillones y gambas, una sopa de marisco un poco picante y unas patas de cangrejo asesino (Killer Crab). Yo tomo un Halibut a precio de oro, aunque muy rico. La cuenta sale un poco alta, pero mereció la pensa salir de la rutina culinaria americana.
Cogemos un taxi de vuelta al hotel por 10$.
Desayunamos en el Starbucks y nos vamos al Civic Center a visitar el ayuntamiento. Presenciamos una boda civil en directo en lo alto de la escalinata. Nos colamos en el despacho del alcalde con él dentro, aprovechando una ola de turistas que se meten sin preguntar. El hombre no protesta ante la interrupción, pero por si acaso nos vamos, eso si, nos da tiempo a ver que es el mismo que se ve en la famosa película de Harvey Milk.
Después del ayuntamiento vamos hasta el barrio de Misión para ver la antigua misión, la nueva basílica y el cementerio. Paseamos también por los murales del callejón Clarion y nos vamos a comer a la taquería Pancho Villa. El barrio tiene una mayoría de población mejicana, y da la sensación de no ser un sitio demasiado apetecible por la noche.
Cogemos un autobús para subir al barrio de Castro. Vemos la gran bandera del movimiento gay, las calles principales y cogemos el metro para ir hacia Civic Center y allí enlazar con un tranvía que nos dejará en Alamo Square. Allí están las pintorescas "Painted Ladies". Las casitas que salían en la serie "Padres Forzosos" y que aparecen en todas las postales. Son casas victorianas como las mil más que hay por todo San Francisco. Lo que hace particular a esta colina, son las vistas que se levantan por detrás de las casas, el skyline de San Francisco. Una curiosidad que descubrió Sara de casualidad al ir a unos baños públicos en lo alto de la colina... fue un cementerio-jardín de zapatos. Alguien debio llevar allí unos zapatos viejos y plantarles dentro una planta, y más gente debio seguir el ejemplo, formándose un rincón muy peculiar con zapatos de todas clases y mensajes de los visitantes.
Cogimos otro autobús para llegar hasta el parque Golden Gate. Es un parque enooorme, donde hay mucha gente haciendo footing y andando en bici. Como hemos llegado pasadas las 6, ya está todo cerrado.. La academia de las ciencias, el jardín japonés...
Volvemos al centro para ir a cenar en Fisherman's Wharf en Crab's House. Un restaurante especializado en pescado y marisco. Samu, Grego, Sara y Juan Antonio piden un plato combinado a la plancha de mejillones y gambas, una sopa de marisco un poco picante y unas patas de cangrejo asesino (Killer Crab). Yo tomo un Halibut a precio de oro, aunque muy rico. La cuenta sale un poco alta, pero mereció la pensa salir de la rutina culinaria americana.
Cogemos un taxi de vuelta al hotel por 10$.
lunes, 2 de agosto de 2010
Lunes 2 Agosto: San Francisco
El día se vuelve a levantar frío y nublado. Parece mentira que estemos en verano y pasando este frio. Ahora puedo entender por qué todo el mundo lleva sudaderas que ponen "San Francisco"... porque los turistas llegamos sin ropa de abrigo, nos sorprende el frio y lo más rápido de encontrar son esas sudaderas souvenir, que sirven para abrigarse un poco.
Hoy decidimos hacer un desayuno mas rápido y ligerito, pero hay pocas opciones así que conseguimos nuestra primera caja rosa llena de donuts y nuestros cafés para llevar. Los donuts son mas grandes que los españoles pero igual de ricos.
Tranvía en Powell hasta Fisherman's Wharf. Por fin podemos coger el mítico tranvía!! Grego, Samu y Juan Antonio van colgados en las barras de fuera pasando frio. Llegamos a una curva con poca inercia y elconductor nos dice que salgamos a empujar, que si no, no engancha el cable. Ahí hace aparición, Juan Antonio, la fuerza personalizada, que él solito es capaz de mover todo el tranvía hasta arriba de turistas. Vuelve a subir entre los aplausos de los viajeros.
Nuestra idea hoy es visitar Sausalito, pasando por el Golden Gate. Par ir desde Fisherman's Wharf, tenemos que atravesar andando el parque de Presidio y coger el bus 27 hasta el peaje en el inicio del puente. Desde allí hacemos las primeras fotos. Una pena que siga la niebla, y no se pueda apreciar la totalidad de la estructura, aún así es grandioso.
Atravesamos el puente andando. La mayoría de la gente va en bicicleta. Hasta Sausalito hay un paseo largo, pero se lleva bien. Una cosa curiosa, a lo largo del puente, existen unos teléfonos de ayuda, para aquellos que estén pensando en el suicidio... Estos americanos...
Una vez en Sausalito el sol nos acompaña en nuestra visita a este pueblecito tan pintoresco. Casitas de playa se amontonan en las colinas y bajan hasta el nivel del mar. El centro del pueblo está muy concurrido, ya que es la zona de restaurantes y tiendas. Justo ahí es donde hacemos una parada a probar las mejores hamburguesas de la costa y una de las mejores de EEUU según varios blogs. Las preparan en un pequeño establecimiento, que pasa inadvertido desde fuera, a no ser que te fijes en la columna de humo que sale por el tejado. Se llama Hamburguers, y las combinaciones son sencillas. Generoso trozo de carne jugosa con queso o con todo, patatas y refresco. Realmente buenas. Lo digo con conocimiento, después de haber terminado el viaje, y haber tenido oportunidad de probar muuuchas más hamburguesas. Lo más parecido a una buena hamburguesa casera. Os lo recomiendo.
Volvemos a San Francisco en autobús. Nos deja cerca del Fisherman's Wharf. Como tenemos un rato hasta la visita a Alcatraz, damos una vuelta por el Pier 39, donde están los leones marinos tomando el sol. El Fisherman's Wharf es una zona muy animada, con muchos restaurantes de pescado y cangrejo, y tiendas de souvenirs.
Lo dejamos para otro día con más tiempo, porque ahora tenemos la visita nocturna a Alcatraz!!
En el ferry hace un frio de mil demonios. Al llegar a la isla nos dan una audio guía bastante bien documentada y que recrea las situaciones que allí se vivieron, de mano de un ex-preso. De la cárcel sorprende el tamaño. Es realmente pequeña y sólo unos pocos presos residieron en ella. Al final de la visita coincidimos con otros grupos a los que les están enseñando cómo se habrían las celdas, un sistema que nada tiene que ver con el que se veía en las películas. Mientras esperamos el último de ferry de vuelta, para mitigar el frio, los empleados del presidio nos hacen una hoguera mientras nos cuentan historias y leyendas.
Ya de vuelta en San Francisco cogemos el número 30 para volver a Union Square, donde tenemos el hotel. Estamos derrotados, pero una escena sacada de una teleserie, nos alegra el viaje en el bus... y es que de repente, entran 3 individuos de color (dos hombres y una mujer). La mujer parece la actriz aquella de los 80 que hacía de mala, con el pelo corto con brillantina y sombras de ojos estridentes. Se sienta delante de mi, acompañada de uno de los hombres, que está en proceso de hacerse un porro de marihuana. Echa un pestazo que me está mareando, y se sienta al lado mio. Deben hablar en una jerga pandillera, porque no pillo ni una palabra, hasta que el tio empieza a decirle a la mujer, que vaya ojazos tengo. Y la negra me mira con cara de muy pocos amigos... Lo que me faltaba, verme en una movida con esta gente... Mientras, el tercero en discordia, ha subido al bus con una tele de las viejas al hombro y un aspirador de los de bolsa, típico americano, en la mano, como el que va paseando un perro. Se pone a dar gritos a un viajero para que le deje su asiento, porque tiene que sentar al televisor!!! Vaya panda! Para colmo se bajan en nuestra parada, con su tele y su aspirador, y por suerte siguen su camino. Lo que no se vea aquí....
Bueno, ya es hora de irse a dormir.
Hoy decidimos hacer un desayuno mas rápido y ligerito, pero hay pocas opciones así que conseguimos nuestra primera caja rosa llena de donuts y nuestros cafés para llevar. Los donuts son mas grandes que los españoles pero igual de ricos.
Tranvía en Powell hasta Fisherman's Wharf. Por fin podemos coger el mítico tranvía!! Grego, Samu y Juan Antonio van colgados en las barras de fuera pasando frio. Llegamos a una curva con poca inercia y elconductor nos dice que salgamos a empujar, que si no, no engancha el cable. Ahí hace aparición, Juan Antonio, la fuerza personalizada, que él solito es capaz de mover todo el tranvía hasta arriba de turistas. Vuelve a subir entre los aplausos de los viajeros.
Nuestra idea hoy es visitar Sausalito, pasando por el Golden Gate. Par ir desde Fisherman's Wharf, tenemos que atravesar andando el parque de Presidio y coger el bus 27 hasta el peaje en el inicio del puente. Desde allí hacemos las primeras fotos. Una pena que siga la niebla, y no se pueda apreciar la totalidad de la estructura, aún así es grandioso.
Atravesamos el puente andando. La mayoría de la gente va en bicicleta. Hasta Sausalito hay un paseo largo, pero se lleva bien. Una cosa curiosa, a lo largo del puente, existen unos teléfonos de ayuda, para aquellos que estén pensando en el suicidio... Estos americanos...
Una vez en Sausalito el sol nos acompaña en nuestra visita a este pueblecito tan pintoresco. Casitas de playa se amontonan en las colinas y bajan hasta el nivel del mar. El centro del pueblo está muy concurrido, ya que es la zona de restaurantes y tiendas. Justo ahí es donde hacemos una parada a probar las mejores hamburguesas de la costa y una de las mejores de EEUU según varios blogs. Las preparan en un pequeño establecimiento, que pasa inadvertido desde fuera, a no ser que te fijes en la columna de humo que sale por el tejado. Se llama Hamburguers, y las combinaciones son sencillas. Generoso trozo de carne jugosa con queso o con todo, patatas y refresco. Realmente buenas. Lo digo con conocimiento, después de haber terminado el viaje, y haber tenido oportunidad de probar muuuchas más hamburguesas. Lo más parecido a una buena hamburguesa casera. Os lo recomiendo.
Volvemos a San Francisco en autobús. Nos deja cerca del Fisherman's Wharf. Como tenemos un rato hasta la visita a Alcatraz, damos una vuelta por el Pier 39, donde están los leones marinos tomando el sol. El Fisherman's Wharf es una zona muy animada, con muchos restaurantes de pescado y cangrejo, y tiendas de souvenirs.
Lo dejamos para otro día con más tiempo, porque ahora tenemos la visita nocturna a Alcatraz!!
En el ferry hace un frio de mil demonios. Al llegar a la isla nos dan una audio guía bastante bien documentada y que recrea las situaciones que allí se vivieron, de mano de un ex-preso. De la cárcel sorprende el tamaño. Es realmente pequeña y sólo unos pocos presos residieron en ella. Al final de la visita coincidimos con otros grupos a los que les están enseñando cómo se habrían las celdas, un sistema que nada tiene que ver con el que se veía en las películas. Mientras esperamos el último de ferry de vuelta, para mitigar el frio, los empleados del presidio nos hacen una hoguera mientras nos cuentan historias y leyendas.
Ya de vuelta en San Francisco cogemos el número 30 para volver a Union Square, donde tenemos el hotel. Estamos derrotados, pero una escena sacada de una teleserie, nos alegra el viaje en el bus... y es que de repente, entran 3 individuos de color (dos hombres y una mujer). La mujer parece la actriz aquella de los 80 que hacía de mala, con el pelo corto con brillantina y sombras de ojos estridentes. Se sienta delante de mi, acompañada de uno de los hombres, que está en proceso de hacerse un porro de marihuana. Echa un pestazo que me está mareando, y se sienta al lado mio. Deben hablar en una jerga pandillera, porque no pillo ni una palabra, hasta que el tio empieza a decirle a la mujer, que vaya ojazos tengo. Y la negra me mira con cara de muy pocos amigos... Lo que me faltaba, verme en una movida con esta gente... Mientras, el tercero en discordia, ha subido al bus con una tele de las viejas al hombro y un aspirador de los de bolsa, típico americano, en la mano, como el que va paseando un perro. Se pone a dar gritos a un viajero para que le deje su asiento, porque tiene que sentar al televisor!!! Vaya panda! Para colmo se bajan en nuestra parada, con su tele y su aspirador, y por suerte siguen su camino. Lo que no se vea aquí....
Bueno, ya es hora de irse a dormir.
domingo, 1 de agosto de 2010
Domingo 1 Agosto: San Francisco
Empezamos el día como buenos americanos visitantes y nos vamos a misa. Si si, a misa. Cerca de nuestro hotel hay una iglesia metodista donde cada domingo se celebran misas gospel. Es la iglesia de Glyde y congrega a mucho público entre creyentes y curiosos.
La celebración consiste en canciones cantadas por un coro gospel, intercaladas por sermones de los miembros de la iglesia. Son charlas orientadas a la labor social que hacen en esta iglesia, ayudas a los sin techo, a los más desfavorecidos, apoyo al movimiento homosexual... Es algo parecido a una catequesis, algo mucho más light que una misa católica, y más entretenido. Nos invitan a todos a cantar e incluso bailar Ladya Gaga!! Todo va acompañado de proyecciones con las letras de las canciones, con fotos de los necesitados.. Y arriba en el palco, hay un personaje, igualito a Pablo Sebastian pero con una camiseta hippie psicodélica y un abanico en la mano, que se encarga de hacer de animador.
Una forma diferente de empezar el domingo, desde luego.
Salimos de misa y nos vamos a desayunar al Café Mason. Buscamos un desayuno normal, pero aquí lo normal es un tazon de café aguado con tortitas, mantequilla, sirope, huevos, bacon, salchichas, fruta, etc..
Después del desayuno compramos el Munipass de 3 días por 20$ que nos sirve para usar los tranvías, metro y autobuses (todo menos el BART). En teoría debe rascarse la fecha en la que comienza a usarse el pase, pero excepto en una estación de metro, en el resto no nos hizo falta enseñarlo, por lo que podríamos haberlo usado durante más tiempo.
Justo al lado del puesto del Muni Pass, en la esquina de Powell con Market, está el tranvía (o cable car) de Powell-Hyde donde tiene la cabecera. Se forman grandes colas para cogerlo, pero merece la pena al menos ver el mecanismo que utilizan para dar la vuelta al tranvía. Totalmente artesanal y manual. La espera se hace entretenida porque siempre hay algún artista callejero que aprovechando el tumulto, entretiene con bailes o música.
A pesar de tener el MuniPass, decidimos ir a Chinatown andando, ya que está muy cerca de Powell y no hay muchas cuestas si vas por Pine. Te darás cuenta de haber llegado a la zona, porque los carteles con los nombres de las calles tienen doble cartel, con el nombre en chino. Aparece la puerta con los leones en forma de pagoda, y de ahí un reguero enorme de tiendas de todo a 100. Son baratijas de baja calidad a bajo precio. Se puede recurrir para comprar souvenirs de urgencia. El resto se puede olvidar, incluidas las ofertas en cámaras de fotos. No dan ninguna seguridad sobre lo que ofrecen, y el precio tampoco es ninguna ganga. Con la sospecha de que sean imitaciones chinas.
El barrio está totalmente tomado por ellos. Los restaurantes, las tiendas, peluquerías, hasta templos... Toooodo es chino, y para los chinos. No se puede decir que sea como China, porque los edificios son los típicos de San Francisco, aunque hay calles que desprenden el mismo olor que pudimos percibir en los Hutongs de Beijing. Damos unas vueltas por la zona y encontramos, de casualidad, la que dicen es la fábrica original de las galletitas de la suerte chinas. Es un cuchitril donde están trabajando más de 10 chinas doblando galletas. Como estos chinos, no pierden negocio, cobran por hacer fotos.
Por lo visto este barrio ha sido escenario de películas como Karate Kid o Indiana Jones. Y según las guías es la primera comunidad china más grande, fuera de China.
Hay un parquecito donde los más ancianos se reunen a jugar al Mayong o a las cartas. Ya sabéis la aficción que tienen los asiáticos por el juego... Es curioso observar cómo los hombres están en una zona, y las mujeres en otra. De fondo, un festival de canción china.. por unos momentos nos parece estar de nuevo en Asia. Grato recuerdo..
Saliendo de Chinatown hacia la bahía, nos encontramos con el Financial District. Hoy es domingo y está totalmente desierto. Sólo quedan los altos rascacielos que perfilan el skyline de San Francisco.
Continuamos caminando y vamos a dar a la estación de ferrys. Desde aquí salen los cruceros a Alcatraz. En la plaza hay un mercadillo de artesanía, y dentro una especie de mercado con tiendas gourmet. Desde la parte de atrás hay buenas vistas del puente que cruza a Oakland.
Se va acercando la hora del partido de los Gigants porque empezamos a ver oleadas de gente con la indumentaria de los de San Francisco. Buscamos un tranvía que nos lleve al campo AT&T Park.
Me recuerda un poco a las procesiones de aficionados del Atleti por el paseo de la ermita del Santo camino del campo. El recuerdo se quedará en eso, porque dentro del campo, afición, afición... yo no la llamaría.
El encuentro es un partidazo. Gigants vs. Dodgers. San Francisco contra Los Ángeles. Vamos, como un R.Madrid - Barça, pero en baseball. Nada más entrar nos regalan unas bolsas de cromos de jugadores. Por lo visto, cada partido tiene una promoción.. perritos a 1$, bebidas a mitad de precio.. y cromos. Y a nosotros nos tienen que tocar los cromos... en fin...Nos los llevaremos de recuerdo. Quién sabe si igual algún día valen un pastón por el eBay ;)
En los momentos previos al partido, mientras las mascotas animan desde el campo, y los niños salen a batear, la gente abarrota los puestos de perritos, patatas y bebidas gigantescas para abastecerse para el partido.
Empieza el asunto... todos de pie, que un señor va a cantar el himno. Comienza el partido. Nos cuesta un rato llegar a entender el mecanismo del juego, pero al final es algo sencillo. Lanza, lanza y lanza.. bateador eliminado... otro bateador... lanza, lanza, lanza... bateador eliminado. Cambio de turno... más de lo mismo.. ah, no, espera, que le ha dado!... Se ponen a correr pero no llegan a tiempo a la base... Y así casi 3 horas de partido. Al final ganan los Gigants 2 a 0. La "aficción" ante tal intensidad de juego y emoción deportiva... se dedica a comer y beber, comer y beber. Da igual que sean perritos con nachos, con patatas de ajo, seguidos de un algodón de azúcar o un churro, o un chocolate caliente... El caso es entretenerse con algo. Igual ese el motivo de que nadie anime, ni cante, ni aplauda... como tienen la boca y las manos ocupadas con la comida... Sólo cuando en los videos-marcadores se anuncian las proclamas anti-Dodgers, es cuando les da por gritar un poco a ritmo de "Beat L.A, Beat L.A"
Terminado el partido todos se van muy contentos. Nosotros un poco cansados, con frio, y con hambre, así que nos cogemos un tranvía que nos deja cerca de Chinatown. Cenamos en el Floating Sushi Boat. Un poco de paripé lo de los barcos, porque al final hay que pedir el sushi de la carta, pero le da un toque al restaurante. Recupero un poco de calor con una sopa de noodles.
Por hoy ya hemos tenido bastante.. a la cama!
La celebración consiste en canciones cantadas por un coro gospel, intercaladas por sermones de los miembros de la iglesia. Son charlas orientadas a la labor social que hacen en esta iglesia, ayudas a los sin techo, a los más desfavorecidos, apoyo al movimiento homosexual... Es algo parecido a una catequesis, algo mucho más light que una misa católica, y más entretenido. Nos invitan a todos a cantar e incluso bailar Ladya Gaga!! Todo va acompañado de proyecciones con las letras de las canciones, con fotos de los necesitados.. Y arriba en el palco, hay un personaje, igualito a Pablo Sebastian pero con una camiseta hippie psicodélica y un abanico en la mano, que se encarga de hacer de animador.
Una forma diferente de empezar el domingo, desde luego.
Salimos de misa y nos vamos a desayunar al Café Mason. Buscamos un desayuno normal, pero aquí lo normal es un tazon de café aguado con tortitas, mantequilla, sirope, huevos, bacon, salchichas, fruta, etc..
Después del desayuno compramos el Munipass de 3 días por 20$ que nos sirve para usar los tranvías, metro y autobuses (todo menos el BART). En teoría debe rascarse la fecha en la que comienza a usarse el pase, pero excepto en una estación de metro, en el resto no nos hizo falta enseñarlo, por lo que podríamos haberlo usado durante más tiempo.
Justo al lado del puesto del Muni Pass, en la esquina de Powell con Market, está el tranvía (o cable car) de Powell-Hyde donde tiene la cabecera. Se forman grandes colas para cogerlo, pero merece la pena al menos ver el mecanismo que utilizan para dar la vuelta al tranvía. Totalmente artesanal y manual. La espera se hace entretenida porque siempre hay algún artista callejero que aprovechando el tumulto, entretiene con bailes o música.
A pesar de tener el MuniPass, decidimos ir a Chinatown andando, ya que está muy cerca de Powell y no hay muchas cuestas si vas por Pine. Te darás cuenta de haber llegado a la zona, porque los carteles con los nombres de las calles tienen doble cartel, con el nombre en chino. Aparece la puerta con los leones en forma de pagoda, y de ahí un reguero enorme de tiendas de todo a 100. Son baratijas de baja calidad a bajo precio. Se puede recurrir para comprar souvenirs de urgencia. El resto se puede olvidar, incluidas las ofertas en cámaras de fotos. No dan ninguna seguridad sobre lo que ofrecen, y el precio tampoco es ninguna ganga. Con la sospecha de que sean imitaciones chinas.
El barrio está totalmente tomado por ellos. Los restaurantes, las tiendas, peluquerías, hasta templos... Toooodo es chino, y para los chinos. No se puede decir que sea como China, porque los edificios son los típicos de San Francisco, aunque hay calles que desprenden el mismo olor que pudimos percibir en los Hutongs de Beijing. Damos unas vueltas por la zona y encontramos, de casualidad, la que dicen es la fábrica original de las galletitas de la suerte chinas. Es un cuchitril donde están trabajando más de 10 chinas doblando galletas. Como estos chinos, no pierden negocio, cobran por hacer fotos.
Por lo visto este barrio ha sido escenario de películas como Karate Kid o Indiana Jones. Y según las guías es la primera comunidad china más grande, fuera de China.
Hay un parquecito donde los más ancianos se reunen a jugar al Mayong o a las cartas. Ya sabéis la aficción que tienen los asiáticos por el juego... Es curioso observar cómo los hombres están en una zona, y las mujeres en otra. De fondo, un festival de canción china.. por unos momentos nos parece estar de nuevo en Asia. Grato recuerdo..
Saliendo de Chinatown hacia la bahía, nos encontramos con el Financial District. Hoy es domingo y está totalmente desierto. Sólo quedan los altos rascacielos que perfilan el skyline de San Francisco.
Continuamos caminando y vamos a dar a la estación de ferrys. Desde aquí salen los cruceros a Alcatraz. En la plaza hay un mercadillo de artesanía, y dentro una especie de mercado con tiendas gourmet. Desde la parte de atrás hay buenas vistas del puente que cruza a Oakland.
Se va acercando la hora del partido de los Gigants porque empezamos a ver oleadas de gente con la indumentaria de los de San Francisco. Buscamos un tranvía que nos lleve al campo AT&T Park.
Me recuerda un poco a las procesiones de aficionados del Atleti por el paseo de la ermita del Santo camino del campo. El recuerdo se quedará en eso, porque dentro del campo, afición, afición... yo no la llamaría.
El encuentro es un partidazo. Gigants vs. Dodgers. San Francisco contra Los Ángeles. Vamos, como un R.Madrid - Barça, pero en baseball. Nada más entrar nos regalan unas bolsas de cromos de jugadores. Por lo visto, cada partido tiene una promoción.. perritos a 1$, bebidas a mitad de precio.. y cromos. Y a nosotros nos tienen que tocar los cromos... en fin...Nos los llevaremos de recuerdo. Quién sabe si igual algún día valen un pastón por el eBay ;)
En los momentos previos al partido, mientras las mascotas animan desde el campo, y los niños salen a batear, la gente abarrota los puestos de perritos, patatas y bebidas gigantescas para abastecerse para el partido.
Empieza el asunto... todos de pie, que un señor va a cantar el himno. Comienza el partido. Nos cuesta un rato llegar a entender el mecanismo del juego, pero al final es algo sencillo. Lanza, lanza y lanza.. bateador eliminado... otro bateador... lanza, lanza, lanza... bateador eliminado. Cambio de turno... más de lo mismo.. ah, no, espera, que le ha dado!... Se ponen a correr pero no llegan a tiempo a la base... Y así casi 3 horas de partido. Al final ganan los Gigants 2 a 0. La "aficción" ante tal intensidad de juego y emoción deportiva... se dedica a comer y beber, comer y beber. Da igual que sean perritos con nachos, con patatas de ajo, seguidos de un algodón de azúcar o un churro, o un chocolate caliente... El caso es entretenerse con algo. Igual ese el motivo de que nadie anime, ni cante, ni aplauda... como tienen la boca y las manos ocupadas con la comida... Sólo cuando en los videos-marcadores se anuncian las proclamas anti-Dodgers, es cuando les da por gritar un poco a ritmo de "Beat L.A, Beat L.A"
Terminado el partido todos se van muy contentos. Nosotros un poco cansados, con frio, y con hambre, así que nos cogemos un tranvía que nos deja cerca de Chinatown. Cenamos en el Floating Sushi Boat. Un poco de paripé lo de los barcos, porque al final hay que pedir el sushi de la carta, pero le da un toque al restaurante. Recupero un poco de calor con una sopa de noodles.
Por hoy ya hemos tenido bastante.. a la cama!
sábado, 31 de julio de 2010
Sábado 31 Julio: Washington-Dallas-San Francisco
Después de tener que mal-dormir en el suelo del aeropuerto, facturamos para el siguiente vuelo: Washington - Dallas.
El vuelo dura unas tres horas y media. Nada importante que reseñar.
Una vez en Dallas, nuestra primera comida: perrito caliente y Pepsi para desayunar. Puajj.. y lo peor es que no hay mucha más alternativa.
Siguiente vuelo: Dallas - San Francisco
Otras tres horas de vuelo y ya estamos en nuestro destino. Lo primero el control de inmigración. Después de oir tantas historias sobre la inspección que suelen hacer a los extranjeros, estamos expetantes por lo que pueda pasar. Cuando nos llega el turno pasamos todos juntos hasta el puesto de control del agente Williams. Nos mira los pasaportes, nos toma las huellas y una foto y nos hace unas preguntas: Cuánto tiempo vamos a estar, dónde vamos como primera estancia, cuánto dinero llevamos, si es nuestra primera visita a los EEUU y si estamos contentos por la victoria de España en el mundial de fútbol. Al final ha resultado ser majete, y nos deja pasar sin problemas.
Desde el aeropuerto internacional de San Francisco se puede coger el Bart. Es como una especie de Cercanías pero con aspecto de metro. Nosotros iremos hasta la estación de Powell, ya que es la más cercana a Union Square, donde está nuestro hotel. Nos cuesta un rato entender la máquina expendedora de billetes ya que en lugar del destino se tiene que seleccionar el importe del billete, en base al destino al que vaya. En nuestro caso son 8$ por billete, pero la máquina nos marca 10$. El truco está en darle a la tecla del menos, hasta bajar esa cantidad hasta la adecuada. Anda que no ganarán dinero con la gente que no llegue a entender la máquina...
En media hora estamos en nuestro destino. Dejamos las maletas en el hotel y nos vamos a comer.
Justo en la calle Powell tenemos uno de los famosos Lori's Diner.
Nuestra primera hamburguesa americana con batido o pepsi. La verdad que no tiene nada de especial, está rica y el local está ambientado en los restaurantes de los 50-60. Tiene hasta máquinas de música en cada mesa para que elijas tu música.
Subimos la típica calle empinada de San Francisco, la calle Powell, hasta llegar al barrio de Nob Hill. Barrio residencial con casas victorianas. Recibe ese nombre porque fue el asentamiento de todos los que eran llamados "snob". Es un sitio muy tranquilo y nos sorprende lo limpio que está todo. Pasamos por el hotel Fairmont y la Grace Cathedral. Bajamos por Leavenworth St, hasta la fotografiadísima calle Lombard Street, en su tramo de zig-zag. Es muy fácil de encontrar porque es la única calle del barrio donde se verá a una manada de turistas tratando de hacerle fotos. Si se va en tranvía, tiene una parada justo en la parte alta de la calle. Es original, pero hay tanta gente y tantos coches tratando de bajarla, que en seguida se hace pesado y nos vamos.
Seguimos bajando por el Russian Hill hasta llegar al Fisherman's wharf. Ojeamos las tiendas de souvenirs, en busca de alguna sudadera porque no hemos traido suficiente ropa de abrigo y resulta que en San Francisco hace bastante fresco.
Volvmos andando hasta el hotel. Una paliza ya para el primer día, entre sube y baja de cuestas y que las distancias son grandes.. estamos reventados.
El vuelo dura unas tres horas y media. Nada importante que reseñar.
Una vez en Dallas, nuestra primera comida: perrito caliente y Pepsi para desayunar. Puajj.. y lo peor es que no hay mucha más alternativa.
Siguiente vuelo: Dallas - San Francisco
Otras tres horas de vuelo y ya estamos en nuestro destino. Lo primero el control de inmigración. Después de oir tantas historias sobre la inspección que suelen hacer a los extranjeros, estamos expetantes por lo que pueda pasar. Cuando nos llega el turno pasamos todos juntos hasta el puesto de control del agente Williams. Nos mira los pasaportes, nos toma las huellas y una foto y nos hace unas preguntas: Cuánto tiempo vamos a estar, dónde vamos como primera estancia, cuánto dinero llevamos, si es nuestra primera visita a los EEUU y si estamos contentos por la victoria de España en el mundial de fútbol. Al final ha resultado ser majete, y nos deja pasar sin problemas.
Desde el aeropuerto internacional de San Francisco se puede coger el Bart. Es como una especie de Cercanías pero con aspecto de metro. Nosotros iremos hasta la estación de Powell, ya que es la más cercana a Union Square, donde está nuestro hotel. Nos cuesta un rato entender la máquina expendedora de billetes ya que en lugar del destino se tiene que seleccionar el importe del billete, en base al destino al que vaya. En nuestro caso son 8$ por billete, pero la máquina nos marca 10$. El truco está en darle a la tecla del menos, hasta bajar esa cantidad hasta la adecuada. Anda que no ganarán dinero con la gente que no llegue a entender la máquina...
En media hora estamos en nuestro destino. Dejamos las maletas en el hotel y nos vamos a comer.
Justo en la calle Powell tenemos uno de los famosos Lori's Diner.
Nuestra primera hamburguesa americana con batido o pepsi. La verdad que no tiene nada de especial, está rica y el local está ambientado en los restaurantes de los 50-60. Tiene hasta máquinas de música en cada mesa para que elijas tu música.
Subimos la típica calle empinada de San Francisco, la calle Powell, hasta llegar al barrio de Nob Hill. Barrio residencial con casas victorianas. Recibe ese nombre porque fue el asentamiento de todos los que eran llamados "snob". Es un sitio muy tranquilo y nos sorprende lo limpio que está todo. Pasamos por el hotel Fairmont y la Grace Cathedral. Bajamos por Leavenworth St, hasta la fotografiadísima calle Lombard Street, en su tramo de zig-zag. Es muy fácil de encontrar porque es la única calle del barrio donde se verá a una manada de turistas tratando de hacerle fotos. Si se va en tranvía, tiene una parada justo en la parte alta de la calle. Es original, pero hay tanta gente y tantos coches tratando de bajarla, que en seguida se hace pesado y nos vamos.
Seguimos bajando por el Russian Hill hasta llegar al Fisherman's wharf. Ojeamos las tiendas de souvenirs, en busca de alguna sudadera porque no hemos traido suficiente ropa de abrigo y resulta que en San Francisco hace bastante fresco.
Volvmos andando hasta el hotel. Una paliza ya para el primer día, entre sube y baja de cuestas y que las distancias son grandes.. estamos reventados.
viernes, 30 de julio de 2010
Viernes 30 Julio: Madrid-Washington
Comienza el periplo americano.... Ya estamos el grupo en el aeropuerto: Grego, Sara, Juan Antonio, Samu y yo.
Esta primera etapa será de viaje, ya que tenemos 2 escalas por delante antes de llegar a nuestro destino.. San Francisco!!
La primera, Washington, a casi nueve horas de vuelo, y donde tendremos que esperar 11 horas hasta coger el siguiente vuelo hasta Dallas.
Nuestra idea es visitar lo que se pueda del National Mall y volver al aeropuerto, pero todo se volvería en nuestra contra....
En Barajas nos avisan que tendremos que recoger el equipaje en Washington para llevarlo al depósito de maletas de American Airlines. Sin embargo a Juan Antonio no le dejan facturar el vuelo a Dallas desde Madrid y tendrá que volver a facturar en Washington.
Después de las nueve horas de avión, por fin pisamos suelo americano. Ahora toca el chequeo en inmigración... Después de haber oido tantas historias sobre este procedimiento estamos un poco espectantes por lo que pueda pasar, pero al final no es para tanto.
Te hacen una foto, te miran el pasaporte, te toman las huellas y te preguntan a qué vas, cuánto dinero llevas, cuánto tiempo vas a estar... El policia que nos atiende, Mr. Williams, es majete y hasta nos felicita por el reciente campeonato del mundo de fútbol.
Nos vamos a por las maletas, y ahí es donde se nos fastidia la visita a Washington. El mostrador de American Airlines está cerrado, en el depósito de equipaje nos dicen que no nos lo pueden guardar y para colmo no hay consigna donde dejarlo. Como no podemos ir con todos los trastos y ya son casi las diez de la noche (para nosotros como las 3 de la mañana), nos buscamos un lugar apartado y montamos nuestro campamento de "homeless". Nos sacamos las esterillas, y a dormir al suelo, como auténticos vagabundos.
El aeropuerto está desierto, sólo se nos acercan los de la limpieza.. primero el limpia cristales, después el de la fregona, después el de la pulidora, y por último el revisor de que todo está limpio... La verdad es que lo tienen todo impoluto y no nos han dicho nada por estar durmiendo allí.
Esta primera etapa será de viaje, ya que tenemos 2 escalas por delante antes de llegar a nuestro destino.. San Francisco!!
La primera, Washington, a casi nueve horas de vuelo, y donde tendremos que esperar 11 horas hasta coger el siguiente vuelo hasta Dallas.
Nuestra idea es visitar lo que se pueda del National Mall y volver al aeropuerto, pero todo se volvería en nuestra contra....
En Barajas nos avisan que tendremos que recoger el equipaje en Washington para llevarlo al depósito de maletas de American Airlines. Sin embargo a Juan Antonio no le dejan facturar el vuelo a Dallas desde Madrid y tendrá que volver a facturar en Washington.
Después de las nueve horas de avión, por fin pisamos suelo americano. Ahora toca el chequeo en inmigración... Después de haber oido tantas historias sobre este procedimiento estamos un poco espectantes por lo que pueda pasar, pero al final no es para tanto.
Te hacen una foto, te miran el pasaporte, te toman las huellas y te preguntan a qué vas, cuánto dinero llevas, cuánto tiempo vas a estar... El policia que nos atiende, Mr. Williams, es majete y hasta nos felicita por el reciente campeonato del mundo de fútbol.
Nos vamos a por las maletas, y ahí es donde se nos fastidia la visita a Washington. El mostrador de American Airlines está cerrado, en el depósito de equipaje nos dicen que no nos lo pueden guardar y para colmo no hay consigna donde dejarlo. Como no podemos ir con todos los trastos y ya son casi las diez de la noche (para nosotros como las 3 de la mañana), nos buscamos un lugar apartado y montamos nuestro campamento de "homeless". Nos sacamos las esterillas, y a dormir al suelo, como auténticos vagabundos.
El aeropuerto está desierto, sólo se nos acercan los de la limpieza.. primero el limpia cristales, después el de la fregona, después el de la pulidora, y por último el revisor de que todo está limpio... La verdad es que lo tienen todo impoluto y no nos han dicho nada por estar durmiendo allí.
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