Finalmente Juan Antonio se ha salvado de las garras del oso por esta noche.
Al parecer el oso apareció. Fue mientras todos dormíamos. Grego y Juan Antonio se habían quedado hablando fuera cuando les dio por enfocar con la linterna hacia el bosque. Allí estaba, olisqueando entre las tiendas en busca de algo para comer, justo detrás de ellos y ni se habían dado cuenta. Según su versión era un oso bastante grande, pero que no les hizo mucho caso. Sólo les miró, se giró y se fue.
Los demás no terminamos de creernos esta historia porque después del miedo que demostró Juan Antonio, que se viera cara a cara con el oso y no soltase ni un grito... en fin...
Unas galletitas y un vaso de leche y cogemos camino hacia Glacier Point. No creíamos que iba a estar tan lejos y que el tanque iba a bajar tan rápidamente. Las vistas desde el mirador de Glacier Point son espectaculares. Se puede apreciar toda la magnitud del parque. Nosotros subimos antes del mediodía, pero el atardecer debe ser precioso.
Lo peor es que todavía queda deshacer el camino y llegar hasta la salida de Wawona para encontrar una gasolinera. A Grego le toca hacer encaje de bolillos para ahorrar combustible. Bajando el puerto en punto muerto consigue que podamos salir del parque.
Una vez en Wawona y con el tanque lleno (pagado a precio de oro,eso si), seguimos camino hacia el Parque Nacional de Kings Canyon y Sequoias, dejando sin visitar Mariposa Groove, Toulume Meadows y Tioga Road por falta de tiempo.
Es salir de Yosemite y cambiar por completo el paisaje. Llanuras llenas de plantaciones de frutales, vides y maizales. Muchos puestos de fruta se ven en la carretera. Paramos en uno a comprar un poco de fruta. El dependiente es un chico mejicano que nos ofrece a probar ciruelas, naranjas, melón... Está todo riquísimo. Una fruta super dulce y muy bien de precio. No entiendo como teniendo esta materia prima, esta gente siga comiendo tanta basura.
Paramos a comer en un restaurante con pastelería propia que tiene la barra llena de tartas caseras. Esas de las pelis que te sirven en cajas rosas. De entrante nos ponen un bizcocho dulce caliente con una mousse de mantequilla con miel, riquíiiisimo. Para comer, espaguetis con albóndigas, pasta con gambas, meatloaf y hamburguesa con chili, y de postre tarta de queso y tarta de manzana.
Seguimos el camino. Una vez en Sequoias, hay que subir unos puertos hasta llegar a la ruta de visita al General Sherman. Es la secuoya con más volumen. Está rodeada de muchas otras de una altura y grosor enorme. No nos da tiempo a subir hasta el punto donde está la secuoya con mayor diámetro porque ya empieza a anochecer y las distancias son grandes, pero por el camino atravesamos con el coche el tunel hecho en una secuoya caida sobre la carretera. Tambień vemos un osezno (y este si que le vemos todos). Sorprendentemente, hay muchas zonas totalmente quemadas y de las que todavía sale humo. Una pena que estos árboles milenarios se vean pasto de las llamas, aunque debe ser algo habitual en este parque, ya que hay expuesta una sección de un tronco de secuoya, en el que se puede ver cómo el árbol sobrevivió a varios incendios, y curiosamente, el crecimiento del árbol tras un incendio es más rápido debido a la competencia en la búsqueda de nutrientes.
Continuamos con la ruta para ganar kilómetros para el siguiente día. Ya es de noche, aunque con las indicaciones del GPS no hay problema. Paramos a dormir en un Motel 6. Nuestro primer motel de carretera. Como el de las películas, claro. Con todas las habitaciones que dan al parking y a la carretera. Somos 5 y para ahorrar preferimos coger sólo una habitación. Hay que hacerlo a escondidas del recepcionista, así que los chicos van a pedir la habitación mientras Sara y yo nos quedamos escondidas en el coche. Les hemos dicho que pidan ver la habitación antes de cogerla. Les vemos que suben los 3 al piso de arriba, abren la habitación, dan la luz, pero rápidamente salen y vuelven a la recepción. Al rato salen hacia otra habitación, esta vez, parece que la miran mejor. Vuelven al coche y nos explican lo que ha pasado. Al entrar en la primera habitación se encontraron a un negro que estaba metido en la cama durmiendo y claro, salieron corriendo. La segunda habitación parece que estaba bien, así que la reservaron. Es de dos camas de matrimonio, pero somos 5, así que toca echar a los chinos quién duerme en el suelo. Nos toca a Samu y a mi. En un espacio mínimo al lado de la puerta del baño tenemos que poner las esterillas y los edredones en el suelo, para no tener contacto con la moqueta mugrienta.
La única diferencia entre el camping y el motel es que después de 3 días de caminatas, sudadas, polvo del suelo de los caminos, por fin podemos ducharnos, que echamos una peste....que seguro que los osos de Yosemite olían mejor que nosotros.
Bueno, a dormir, que por hoy ya ha habido bastante.
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