domingo, 8 de agosto de 2010

Domingo 8 Agosto: Death Valley - Las Vegas

Qué noche más horrible! Entre el calor, el viento que nos movía la tienda y el suelo de piedras, no he podido dormir nada. Sólo montamos la tienda con la estructura interior, con la puerta abierta y sin clavarla en el suelo porque era de piedras. Samu se fue a dormir encima de la mesa del camping que al parecer era más cómoda que dormir en la tienda.

Recogemos todo antes de que llegue el guarda haciendo la ronda. Deben ser como las seis y media de la mañana. Paramos a desayunar en el arcen de la carretera el melón que compramos el otro día, con tan mala suerte que el único bicho vivo que debe existir en Death Valley, una avispa, le tiene que picar a Grego mientras reparte el melón.

Cogemos carretera rumbo a Las Vegas!!! "Adiós Valle de la muerte, adiós!!!" En un par de horas ya estamos en Sin City. Por el día no es tan espectacular como por la noche, pero aún así todo nos llama la atención. Sara lo llama "la ciudad del Como mola", porque allí donde miramos la frase que nos sale es esa, "Cómo mola!!"

Son las once y hasta las tres no podemos entrar en el hotel, así que nos vamos al Outlet Center al sur de Las Vegas Blvd. Lo único que merece la pena son los vaqueros Levi's y la tienda de Converse. EL resto de la ropa tiene el mismo precio que en España pero en dólares. Al parecer California es el estado menos rentable para hacer nuestras compras porque los impuestos son los más altos de EEUU y al aplicar las tasas en las compras, todo se encarece demasiado como para que no se encuentre ningún chollo.

Terminadas las compras nos vamos al hotel. Tenemos dos suites en Tuscany Suites Hotel. Está en la calle Flamingo, perpendicular al Strip, a unos 5 minutos andando. Con casino propio, piscinas, spa, gimnasio, lavandería, restaurantes y parking. Totalmente recomendable por situación por instalaciones y por precio. Las habitaciones son enorrrrmes, con cocina y con una cama extragrande y supercómoda.

Cuando cae la tarde y las luces empiezan a encenderse, salimos a hacer la ruta de hoteles. Hoy vamos andando, y aunque todo está cerca, al final es una paliza, por lo que recomiendo el uso del coche. No hay problema de aparcamiento porque todos los hoteles tienen un "Self-Parking" gratuito en el que se puede aparcar. Hay que tener en mente que el objetivo de los casinos es que la gente juegue, y de ahí que pongan muchas facilidades para que la gente vaya a jugar.

El primer hotel que vemos es el Flamingo. Es bastante antiguo. Tiene en el interior un jardín con palmeras y flamencos. El siguiente es el Caesars Palace. El hotel es todo lujo. En la zona de tiendas el techo está pintado como si fuese de día, aunque no es comparable al del Venetian.

Buscamos un sitio para cenar, que ya es hora. El buffet está lleno y con una cola tremenda. Es la opción más barata, pero para coger sitio hay que estar horas antes, así que miramos otra alternativa. Hay un restaurante asiático especialista en noodles, hechos allí mismo. El local por dentro es una pasada. Parece que estás sumergido dentro de un banco de peces blancos. Reservamos y nos dan un busca, para avisarnos de nuestro turno, y que así podamos ir a jugar al casino. Esta gente lo tiene todo pensado para que nada te impida jugar.

El espectáculo propio es lo más flojo de este hotel, una fuente dentro de la zona de tiendas con un montaje de muñecos móviles, bastante cutre. No merece la pena verlo y nos vamos a cenar. Todavía no ha sonado el busca y ya hace más de una hora. Al parecer nos han llamado hace rato, pero la cobertura de este aparato debe ser limitada, porque no ha sonado. Llegamos casi a la hora de cerrar la cocina, pero nos atienden igualmente. La cena rica. El precio acorde con el hotel. Después de cenar nos vamos al Paris. Es muy bonito por fuera y por dentro. Para subir a la torre Eiffel hay que pagar casi 20$ así que también nos olvidamos y vamos al casino. Está ambientado en las calles de París. Todavía no hemos probado suerte en ningún juego, así que estos ya tienen ganas. Eligen el juego de la ruleta con terminales individuales. Aunque sólo van a jugar Samu y Grego, nos piden el pasaporte de todos. Se los lleva el jefe de mesa para comprobar nuestros antecedentes y comienzan a jugar. De momento a Samu se le está dando bien. Llega la camarera, queremos ver si es verdad eso de que la bebida te sale gratis mientras juegas. Para empezar, la camarera no viene si no llevas cierto tiempo jugando y gastando, así que tenemos que llamarla. Apunta 2 cervezas. Tarda un rato en traerlas y para servirlas, vuelve a pedir el pasaporte de todos los que estamos allí, aunque las cervezas sólo las han pedido dos. Como Samu no lo tiene encima, la camarera le quita la cerveza. Se lo enseño yo y se la devuelve, todo esto con muy malos modos y poniendo caras. Y todavía se queda esperando que le den propina. Va lista! Con las ganancias seguimos la ruta de casinos. Terminamos el día de hoy en el Bellagio. Llegamos a tiempo para el último pase de las fuentes de la entrada. Bajo el ritmo de la música de 7 novias para 7 hermanos, los chorros se mueven al son de la música. Un espectáculo muy recomendable. Igual que la visita al hotel y el casino. Imagen de tantas películas y series. Son el lujo y el detalle en cada rincón lo que hacen destacable a este hotel. La lámpara del hall de la entrada formada por decenas de plafones con forma de flores en cristal de distintos colores, y el jardín gigante lleno de plantas y flores naturales hacen ver la categoría de este sitio.

Nos volvemos al hotel andando. Por hoy ya está bien. Las primeras impresiones de la ciudad (al menos las mías), son buenas. Es todo como un parque temático para adultos de dimensiones descomunales y donde el único objetivo de toooodo el que está en la ciudad es pasarlo bien. De ahí que se vea a tanta gente vestida de fiesta, peregrinar entre los hoteles y casinos, con grandes recipientes de bebida. En todos los hoteles y casinos el ambiente es el mismo.. colas en los buffets y en las discotecas, personas enganchadas a las máquinas tragaperras, asiáticos que controlan las mesas y juegan en las mesas, jóvenes borrachos que se desmayan por haber bebido demasiados cócteles.. limusinas en las puertas... La única diferencia entre un casino y otro son la decoración y los espectáculos que ofrecen.

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