Hoy visitaremos la ciudad de los famosos, el lujo y el centro neurálgico de la industria del cine. Llegamos en coche hasta el Teatro Chino. Aparcamos en una callejuela paralela que tiene un límite de 2 horas de aparcamiento. Nada más salir a Hollywood Boulevard se empieza a pisar las estrellas de los famosos, que están puestas en el suelo. Muchos de los nombres son desconocidos para nosotros ya que son personajes de la televisión local o de la radio. Muchas están repetidas. Será que no hay famosos suficientes, que tienen que repetir los nombres de algunos... en fin..
El teatro chino es curioso por lo atípico del edificio. Su visita interior es de pago, pero justo delante de la entrada es donde están las famosas firmas y huellas en el cemento de las grandes estrellas de Hollywood: Desde Frank Sinatra, Humphrey Bogart hasta el pato Donald o C3PO, pasando por Tom Hanks, Susan Sarandon o Bruce Willis. Incluso los pequeños piececitos de Shirley Temple o Judie Garland. Es entretenido comparar tus manos y pies con los de los famosos.
Bajando un poco por la calle se llega al Teatro Kodak. Aquí se cumple la famosa frase de "la tele engorda", porque la ceremonia de los Oscar vista desde casa parece mucho más glamurosa, más despampanante, más de todo. Y luego llegas allí y te encuentras un mini centro comercial de lo más normalito, sin ningún encanto. Lo único curioso son las columnas a los lados de la escalera principal, que anuncia los títulos de las películas oscarizadas año a año. Hay hueco hasta el 2075, así que no llegaremos a ver lo que pasa cuando se acabe el sitio.
Caminamos un poco más por Hollywood Boulevard y de vuelta para el coche. Todo este ambiente es demasiado turístico y eso que hoy no estaban por aquí los típicos personajes disfrazados de Marilyn o Michael Jackson.
Al llegar al coche, premio!!!!, multa al canto. 50$ por aparcar en una cera donde el resto de coches están mirando hacia otro sentido. Esto parece una broma de cámara oculta. El país de las prohibiciones y normas absurdas... Al final nos ha tenido que tocar una multa, y no será porque Sara no lo advirtió al salir del coche...
Intentamos llegar con el GPS al Observatorio Griffith, desde donde dicen, hay buenas vistas de L.A y del cartel de Hollywood. Después de dar 3 vueltas por Griffith Park y por Beverly Hills y no llegar a ningún sitio, pasamos del GPS y seguimos los carteles. Así, a la primera.
En el observatorio hay miradores para ver la ciudad, bueno, la parte que se ve desde allí porque una ciudad con 200km de lado a lado es imposible verla toda. Aparte de las vistas desde las terrazas, se puede visitar el interior del Observatorio. La entrada es gratuita y sólo hay que pagar entrada para las exhibiciones dentro del planetario. Es una visita entretenida porque se puede experimentar con ejemplos de astronomía, óptica, física.. que hacen más fácil su entendimiento. Justo en la entrada nos recibe un péndulo de Foucault y un empleado del observatorio nos descubre que aunque lo parezca, el péndulo no varía su oscilación mientras la tierra gira, si no que somos nosotros los que nos movemos alrededor de él. Según la latitud a la que se encuentra L.A el tiempo de un giro completo sobre el péndulo, es de 42 horas. A medida que nos acerquemos al polo el giro tardará menos y en el ecuador el experimento no puede realizarse.
Tras la visita al observatorio, intentamos visitar el famoso Beverly Hills, donde habitan los famosos. Sin un mapa de las casas es imposible saber de quién es cada una, y nosotros no lo tenemos. Nos quieren vender uno por 10$ o el extendido por 25$, así que nos damos una vuelta por allí viendo las mansiones y los cochazos y nos vamos hacia Santa Mónica.
Como el día anterior habíamos llegado tarde para montar en la noria, hoy será lo primero que hagamos al llegar ya que a Sara le hace mucha ilusión. El viaje cuesta 5$. También queremos ver el paseo de Venice Beach antes de que anochezca. Se ve a mucha gente por la calle, patinando, con bicis, corriendo, con perros.. pero los puestos callejeros ya empiezan a recoger y sólo quedan los colgados y los mendigos, así que el sitio va invitando a irse. A lo largo del paseo, además de los puestos callejeros, donde se puede encontrar artesanía ambientada en el rollo surfero y el skateboard, también hay tiendas de souvenirs, cafeterías.. y más cerca de la playa están las zonas deportivas.. canchas de baloncesto, tenis, skatepark, y el famoso Muscle Beach, que a esas horas de la tarde está bastante desangelado. Tal vez sea por eso, por la hora, pero todos los mitos que existen sobre esta zona, no se ha cumplido ninguno. Ni las superplayas con las superchicas, ni los musculosos, ni los personajes peculiares del paseo.. En fin, por la tele todo se ve más bonito. Luego llegas aquí y nada era como creíamos. Aún así no hay que dejar de visitarlo.
Por la noche volvimos a la zona de Santa Mónica para echar un rato en el 3rd Avenue Promenade. Una calle peatonal llena de tiendas y restaurantes con bastante ambiente y con artistas callejeros: bailarines, cantautores y hasta un personaje que canta, toca la trompeta y baila claqué al mismo tiempo. Cenamos unas pizzas en Stefano's y nos volvemos al hotel.